Nido Antiprincesas y Antihéroes

El secreto de sus ojos

¿Serán de amor? ¿Serán de perdón? ¿Serán de despedida? ¿Será que serán ojos de cueca neuquina?
miércoles, 23 de enero de 2019 · 07:17

Por Mime Mascaró

Fotos: María Marta Martinez

 

Un viaje por el Norte neuquino suena a cueca, a danza de tierra y polvo que nos envuelve en círculos montañosos hasta conquistarnos.

Un viaje por el Norte neuquino es una reivindicación. Un acto de justicia. Como la cueca.

Habitar con la presencia la ausencia de los que ya no están y el olvido de los que nunca estuvieron.

“Esta pobre cuna abandonada, hecha de chiguas y espuelas sonsonantes, fue la que le dio acordes, ritmo, letras y poesía, formando y sosteniendo la esencia de la cueca neuquina. Tan propia, tan única y tan nuestra hoy, aguantando las prohibiciones y renaciendo en anécdotas legendarias”, Isidro Belver, prólogo:“La Cueca”, de Héctor Alegría.

Por eso, cuando usted vaya al Norte, usted será cueca.

La danza prohibida

Odiada, silenciada, prohibida; bailada a escondidas por los nortinos y despreciada por la oligarquía por su condición de plebeya. A pesar de que su pasado oprimido quiso negarla, la cueca es en verdad la danza que baila la sangre neuquina al correr por las venas, la sedimentación poética de la historia de una tierra de 4 banderas.

 

Tierra de 4 banderas: Pehuenche, Española, Chilena y Argentina. En la foto, el ballet El Cardo Azul, minutos antes de comenzar su alegoría por la última batalla por la Independencia de América. Lagunas de Epulauquen.

 

El Norte está atravesado por la cueca, la danza de la emancipación americana. Quien comprenda su historia comprenderá la de ambos.

Por mucho tiempo, fue mala palabra en nuestro suelo, como suele ocurrir en regiones oprimidas donde la expresión de los cuerpos y las anarquías de los bailes recuerdan al pueblo una libertad que a ellos les falta.

Por eso cuando usted vaya al Norte neuquino, usted bailará cueca.


La cueca, el cuenco donde el crisol de naciones se hace danza. (Grupo de Baile el Cardo Azul).

 

Los sonidos del silencio

El Norte -sabio como todos los nortes-; nos predispone a la musicalidad de su tierra desde la poética sonoridad que duerme en sus nombres pehuenches y mapuches: Epulauquen, Domuyo, Chos Malal, Varvarco, Colomichicó, Huinganco...y el espíritu viaja con ganas de bailar.

 

Monumento: Oficial del Carampangue sentado sobre la roca errática. Lagunas de Epulauquen.

 

El corredor Neuquén Norte está bordado de cueca, y de eso grazna el río, y de eso cruje la nieve, y de eso se deshiela el deshielo y de eso titilan las estrellas, y de eso se alimenta el ganado, y de eso se ganaron las guerras y de eso cantan sus cantoras. Por eso cuando usted vaya al norte neuquino, usted cantará  cueca.

 

El lenguaje secreto de los pañuelos

Ver bailar cueca es presenciar un acto de amor.

El caballero y la bailarina se enredan en una trama de pasión que dura hasta el fin de los tiempos, o de los compases de la cueca -lo que ocurra primero-.

Cada giro, cada ademán, cada reverencia están embebidos de un coqueteo en el que el hombre propone y - como sucede con todos los dioses- mujer dispone. Él que si, que si;  ella que si que no, formando círculos que dibujan el vaivén de su indecisión. “Sus movimientos son vivos y alegres, a veces desiguales como el vuelo de una mariposa, a veces regulares como las oscilaciones de un péndulo, a menudo ella zapatea de una manera ruidosa y particular; después , de pronto , la punta de su pie rozando el piso describe curvas silenciosas” Max Rodiguet (1816-1899). Cada uno con su pañuelo en la mano , revoloteándolo, agitándolo, marcando un paso cadencioso de cortejo, trazando laberintos de enaguas, faldas y pañuelos.

“El baile es cortejo y en ese juego amoroso el hombre expone libremente un ritual de insinuaciones, en tanto la mujer, más recatada; esquiva y resiste la conquista , quiere pero no quiere , pero finalmente sucumbe. Y el pañuelo adquiere, en este menester de la danza, singular importancia” Héctor Alegría, La Cueca.

 

Declaración: la coronación del baile es la declaración de amor, cuando el caballero coloca su pañuelo sobre la dama.

 

El pañuelo es para la cueca lo que los versos para la payada, cada gesto es una manifestación secreta de emociones y sentimientos, un lenguaje sólo hablado entre bailarines. Y así, según la cadencia, las energías y las órbitas que dibuja, gaucho y dama se hablan de alegría, de coqueteo, de vergüenza, de deseos de besar, de casamiento, de indecisión o hasta de declaración de amor.

La indecisión de ella no es larga; finalmente la constancia épica del bailarín la conquista y ella lentamente suelta su pañuelo al suelo en señal de amor.

Por eso, cuando usted visite el Norte neuquino, usted será conquistado por la cueca.

 

A veces, para ser recordados es mejor haber sido olvidados (*)

 

Desde el 11 de septiembre de 2011 el baile y el canto de la cueca fue declarado  patrimonio socio cultural de Las Ovejas.

 

“¿Cuando revolotea el pañuelo con la mano distraída, me pone linda la vida? ¿La luz está por todas partes y usted también?...”¿Qué dirán esos ojos gauchos de despedida? ¿O será que miran como mira la cueca neuquina?

Hay respuestas que de nada valen ser respondidas. Porque hay preguntas que sólo buscan habitar un alma encendida.

Por eso, cuando usted viaje al Norte, usted estará despertando cueca neuquina.

 

Agradecimientos: 

(*) Juliana Spagnoli.

Espacio de arte El Cardo Azul Cultural .

Patricia Tapia y equipo, Ministerio de Turismo de la provincia de Neuquén.

 

 

 

 

 

 

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