La elección del 6 de agosto como Día del Veterinario está vinculada a un evento histórico de gran relevancia en el campo de la medicina veterinaria. En 1825, en Argentina, se fundó la primera institución de enseñanza en esta disciplina: la Facultad de Ciencias Veterinarias de la Universidad de Buenos Aires. Esta histórica creación marcó un hito en el avance y profesionalización de la medicina veterinaria en América Latina y sentó las bases para la formación académica y científica de futuras generaciones de médicos veterinarios.
Desde entonces, la fecha ha sido adoptada en varios países de la región para homenajear a todos los profesionales que se dedican al cuidado de la salud y el bienestar de los animales, ya sean mascotas, animales de producción o fauna silvestre.
El rol del veterinario va más allá del simple tratamiento de enfermedades en animales, también desempeñan un papel crucial en la prevención de enfermedades zoonóticas, aquellas que pueden transmitirse de animales a humanos, contribuyendo así a proteger la salud pública.
En la actualidad, los veterinarios enfrentan desafíos cada vez más complejos, como la lucha contra enfermedades emergentes, el bienestar animal, la promoción de prácticas sostenibles en la producción agropecuaria y la conservación de la biodiversidad.
La pandemia de COVID-19 también ha puesto de relieve la importancia de la labor de los veterinarios, ya que han sido parte fundamental en la vigilancia y control de la transmisión del virus en animales y en la investigación de posibles reservorios animales.
Además, la medicina veterinaria está en constante evolución, incorporando avances tecnológicos y científicos que permiten mejorar la calidad de vida de los animales y garantizar un trato ético y respetuoso hacia ellos.