La Justicia de Río Negro resolvió extender la prisión preventiva del docente de plástica de la Escuela Primaria 146 de San Antonio Oeste, acusado de abuso sexual contra once alumnas de entre 6 y 8 años. El maestro, de 46 años, permanecerá detenido en la cárcel de Viedma por al menos tres meses más mientras avanza la investigación. El pedido del defensor oficial no prosperó, porque para el juez los riesgos procesales de fuga o interferir en la investigación, no cesaron.
La decisión fue tomada por el juez de Garantías Ignacio Gandolfi en una audiencia realizada ayer por la tarde en la sede del Poder Judicial en Viedma. La Fiscalía, representada por Gustavo Arbúes, junto con la querella y el Defensor de Menores, solicitaron la continuidad de la medida cautelar, argumentando que aún persisten riesgos procesales. La defensa del imputado había solicitado la prisión domiciliaria, pero el magistrado rechazó el pedido, ratificando una resolución previa del juez de Garantías de San Antonio, Fabio Corvalán.
El proceso judicial contra el docente comenzó tras la denuncia de una madre el 7 de junio del año pasado. A medida que avanzó la investigación, surgieron más testimonios que derivaron en una reformulación de los cargos. Actualmente, se le imputan 11 hechos de abuso, algunos tipificados como abuso sexual simple y otros considerados gravemente ultrajantes debido a la reiteración en el tiempo. La causa se agrava por su rol de docente, ya que los presuntos hechos ocurrieron en el marco de su función educativa con alumnas de primero y segundo grado del turno tarde.
Los testimonios de las víctimas fueron obtenidos a través del protocolo de Cámara Gesell, lo que permitió la formalización de nuevas imputaciones. Según lo informado por el Ministerio Público, nueve de los once delitos ocurrieron entre marzo y junio de 2024, mientras que tres niñas denunciaron haber sido víctimas a lo largo del ciclo lectivo 2023.
El docente de plástica seguirá preso en la cárcel de Viedma
Al evaluar la solicitud de la defensa para otorgar prisión domiciliaria, el juez Gandolfi sostuvo que no se logró demostrar la reducción de los riesgos procesales que justificaron la prisión preventiva inicial. En este sentido, destacó que la decisión tomada por el juez Corvalán al inicio del proceso fue debidamente fundamentada y continúa siendo válida ante la gravedad de los hechos imputados y la necesidad de garantizar el normal desarrollo de la investigación.
Con esta resolución, el imputado continuará detenido mientras la Justicia avanza en la recolección de pruebas y en la preparación del eventual juicio. La causa sigue en investigación y se espera que en los próximos meses se determine la fecha de la próxima instancia judicial.
El squishy y el árbol, los juegos que utilizaba para abusarlas
El 19 de agosto, una turba quemó por completo el departamento donde vivía el docente de 46 años. Indignados, no sólo bloquearon el avance de las autobombas que llegaron a la vivienda con la intención de apagar las llamas. Otro grupo se dirigió hasta la Comisaría 10°, con la intención de linchar al docente. Como ya había sido sacado de la ciudad, hicieron un piquete fuera del municipio de San Antonio Oeste. Incluso el gobernador Alberto Weretilneck tuvo que postergar una visita a la localidad.
En la escuela primaria, las autoridades ya sabían de los casos de abusos, pero el grueso de los padres lo desconocía, por una cuestión de protocolo y de preservar a las víctimas. Como en toda comunidad pequeña, la noticia trascendió y se conocieron detalles estremecedores de las maniobras utilizadas por el docente para tocar las partes íntimas de sus alumnas de primer y segundo grado.
Una de las nenas de seis años de primer grado le contó a sus padres que el maestro separaba a las nenas de los nenes. Y a ellas las sentaba en sus piernas y les prestaba un squishy para que jueguen. Dos meses después del primer relato de una de las nenas, y tras la declaración de una de las víctimas en Cámara Gesell, es que la Justicia convocó a los padres de las otras alumnas que la primera denunciante nombró en su relato.
Con el correr del tiempo se sumaron más casos y se conoció otro ardid utilizado por el depravado. Es que en la audiencia de reformulación de cargos, se supo que tambíen las hacía jugar al "arbolito". El docente las instaba a treparse por su cuerpo en búsqueda de caramelos, que se escondía entre la ropa. "Yo soy el árbol que tienen que trepar mis gatitas", les decía.
Al hacerse público los casos de abusos, la familia del docetne se tuvo que escapar de San Antonio, ante el riesgo que corrían de ser atacados por la gente indignada.