Viven en el refugio Cura Brochero y venden pan casero para traer a sus familias

Hasta principios del mes de julio, en la provincia se radicaron 4561 personas lo que representa la llegada de unas 26 personas por día. Los lugares de mayor radicación son Neuquén, Centenario y Plottier, y en menor medida San Martín de los Andes.

Vienen de distintos puntos del país, en la gran mayoría de los casos sin trabajo asegurado en la búsqueda de uno. La gran mayoría, son hombres mayores de 27 años, que vienen solos sin su familia hasta conseguir un puesto estable.

“Necesitamos estabilidad y poder traer a nuestras esposas e hijos”, dijo Gustavo Sánchez, de 49 años, que vino hace poco más de un mes con un bolso en la mano. Junto a él, un grupo de tucumanos, lo siguieron y llegaron a la capital. Actualmente viven en el refugio "Cura Brochero", ubicado en el centro oeste, (calle Pozo Hondo 750).

Pasan sus días allí, “a veces es difícil, hay otras personas que viven en el refugio, cada una con su historia, y muchas veces se originan peleas, y el protagonista lamentablemente en muchas ocasiones es el alcohol y las drogas”, comentó Miguel Giustiniano, de 32 años que llegó unos días después que su compatriota Sánchez.  

A los tucumanos, que son un grupo de ocho hombres se le suma el más joven del grupo, Facundo Pino, oriundo de Picún Leufú, el pueblerino de 27 años, pintor y chef, llegó a la ciudad en busca de nuevas oportunidades laborales.

Todos, cerca de las 8 de la mañana se instalan en Avenida Olascoaga y Ruta 22, y venden pan casero (a 100 pesos), hecho por la cocinera del refugio que los abriga, les da un plato caliente y un techo. “Nos ayudan bastante, nos la rebuscamos hasta que podamos tener otro trabajo”, aseguró Gustavo.