Sylvia es la prueba viviente de que la edad no es más que un simple número. Siempre fue fiel a su propio espíritu aventurero y hoy, con 85 años, entrena en el gimnasio tres veces a la semana para participar por tercera vez en la tan esperada Corrida de Cipolletti.
"Si me quedo en casa, voy a estar siempre con algún problema. Que me duele aquí, que me duele allá", dijo mientras señalaba distintas partes de su cuerpo. "Y así no, me siento bien, estoy feliz", expresó con una sonrisa en diálogo con Mejor Informado desde Labranza, una localidad ubicada en la comuna de Temuco, en Chile.
Sentada en el sillón de su casa, donde vive con una de sus hijas -Ingrid- y su nieta -Tamara-, Sylvia contó que vivió por más de 15 años en el Alto Valle con su esposo y sus cuatro hijos. "Es como mi segunda patria, la gente es muy cariñosa y fuimos siempre muy bien acogidos", explicó.
La motivación para moverse no es una simple carrera. "Voy a talleres a pasar el tiempo, para estar bien", describió. Además de entrenar, a esta poderosa mujer le gusta bailar el tango, hacer danzas folclóricas y nunca falta a su parroquia y a las misas. Gracias a un proyecto impulsado por el Gobierno local, ha podido participar de viajes junto a sus amigas.
"Todos andan pendientes de 'La Silvita'", explicó su hija Ingrid. "Es increíble, le hacen bromas y ella les contesta, todos en Chile la conocen", agregó.
"La actividad es un lazo con las personas, la verdad es que es difícil olvidarse de todos. En el tiempo que uno no hace actividades, como en el verano, los hecho de menos porque encuentro cariño y amistad", explicó. En palabras tan sencillas pero significantes, Sylvia lo dijo de vuelta: "soy feliz, estoy contenta".
Además, explicó la compañía que siente de su familia, tanto los que viven con ella como los que están lejos. Sobre su esposo, dijo: "a él no le gustaba ir a las reuniones, pero siempre estaba pendiente de mi. Yo tenía que ir a las reuniones y el siempre se aseguraba de que no perdiera la actividad", recordó.
"Yo quiero a las personas y las quiero para siempre. No soy así de pasadita", expresó Sylvia.
Su nieta, Tamara, habló del ejemplo que vive con ella todos los días. "Hace tres años perdió a un hijo y antes de eso había perdido a su marido y a una hermana. Pero ella lucha, hace lo posible para no estancarse, se mueve para lidiar con esa pena, ese dolor", explicó.
Además, contó que de lunes a viernes, su abuela se queda en la casa mientras su familia sale a trabajar. "Ella queda solita pero no es algo que la va hundiendo, sino que sola se da el ánimo y participa", expresó.
El próximo gran objetivo: la Corrida de Cipolletti
La reconocida carrera de la localidad no sólo implica un desafío físico y mental para ella, sino que la disfruta junto a otra de sus hijas, Claudia, y sus nietas, que viven en el Alto Valle. "Disfruta mucho que sea junto a ellas. Se llevan en el corazón y lo que hace realmente disfrutarla es que lo hace al lado de ellas", explicó Tamara.
La primera vez que corrió fue en el 2023, no con la intención de ganar, sino de participar, y Sylvia lo recuerda con mucha diversión. "En un momento miré para atrás, porque pensé que atrás de nosotros venía más gente, pero solo venía el último vehículo que iba cuidando a la gente. Llegué última", dijo entre risas.
Pero esto no la detuvo, porque la edición 2024 también la corrió a paso firme. "Fuimos más rápido", destacó. Incluso, contó que su hija la acompañaba con una silla por si se cansaba, pero Sylvia firmemente le dijo: "¿Cómo me voy a sentar si vinimos a una carrera?".
Ahora, el 8 de marzo aguarda a una nueva carrera más preparada que nunca. Con ayuda de sus profesores, Sylvia entrena miércoles, jueves y viernes para romper su propio récord. "Estoy emocionada porque para esta edición estoy mejor preparada y voy a disfrutar más", aseguró.
El movimiento y el encuentro con la gente siempre fueron partes esenciales de la vida de Sylvia. Y hoy, con 85 años, aún es fiel a su propio espíritu. "Ojalá mucha gente entendiera que hay que luchar por uno mismo para ir pasándolo mejor", concluyó.