El conflicto de Nagorno-Karabaj sigue dando que hablar en Europa y el mundo. En las últimas horas, los armenios de Nagorno-Karabaj capitularon ante un feroz y rápido avance de las fuerzas de Azerbaiyán. Dicho ataque dejó al menos 200 muertos por parte de los rebeldes armenios, y más de 400 heridos. Como consecuencia, las autoridades de la república de Artsaj, aceptaron el desarme y la disolución completa de sus tropas. Así, se puso fin a un conflicto de décadas y la región de Nagorno-Karabaj volverá a ser formalmente parte de Azerbaiyán. Horas más tarde, en la Asamblea anual de Naciones Unidas, ambos países se enfrentaron.
En su intervención en la reunión, el ministro armenio de Asuntos Exteriores, Ararat Mirzoyan, pidió que ya no se hable de "dos partes" enfrentadas. "No hay más bandos en el conflicto, sino perpetradores y víctimas. Ya no hay conflicto, sino un peligro real de que se cometan atrocidades", afirmó. Además, señaló que "todo el territorio de Nagorno-Karabaj ha sido objeto de bombardeos intensos e indiscriminados, con uso de misiles y artillería pesada, incluidas municiones de racimo prohibidas”. Según el ministro, las tropas azeríes solo quieren acabar la limpieza étnica de la población armenia".
Por su parte, el jefe de la diplomacia de Azerbaiyán, Jeyhun Bayramov, acusó a Armenia de desinformación. "El intento de Armenia de recurrir al Consejo de Seguridad de la ONU en su campaña para engañar a la comunidad internacional es deplorable", sostuvo.
La capitulación de los separatistas armenios puede producir serias consecuencias en el gobierno armenio. Su población reclama al gobierno por no haber enviado tropas armenias a la región, en apoyo a los separatistas. Esto favoreció el rápido avance y posterior éxito de las tropas azeríes, con la consecuente reincorporación del territorio disputado a su propio territorio.
Ahora, la comunidad internacional, aboga por cuidar los derechos humanos de los separatistas. Muchos armenios temen que Azerbaiyán ahora proceda a conseguir la tan ansiada limpieza étnica de la que se acusa al país desde hace años.