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¿Cómo afecta la altura al cuerpo humano?

Argentina y Bolivia juegan en La Paz, que se encuentra a 3.625 metros sobre el nivel del mar. ¿Qué tan peligroso es para el organismo?
Martes, 12 de septiembre de 2023 a las 17:53

Cuando subimos a altitudes más elevadas, enfrentamos dos desafíos principales: la disminución de la presión del aire y la menor cantidad de oxígeno disponible. Esto estresa nuestro cuerpo y desencadena una fase de adaptación que puede incluir síntomas como respiración acelerada, latidos cardíacos más rápidos y mayor gasto de energía. Estos cambios ayudan al cuerpo a lidiar con la falta de oxígeno en lugares altos.

Cuando estamos expuestos a altitudes elevadas durante un período prolongado y nuestro cuerpo se adapta adecuadamente a la falta de oxígeno, no experimentamos problemas. Sin embargo, si la adaptación a la altitud es insuficiente, pueden surgir varios problemas fisiológicos conocidos como el mal de montaña o mal de altura. El riesgo de experimentar estos síntomas aumenta a medida que la velocidad de ascenso es más rápida, se alcanzan altitudes más elevadas y se pasa más tiempo a altas altitudes.

Síntomas del mal de las alturas

Los síntomas más comunes asociados a la enfermedad de la altura incluyen dolor de cabeza, náuseas, vómitos, fatiga y problemas para dormir, entre otros. Si no se trata adecuadamente, estos síntomas pueden volverse más graves y peligrosos.

Es importante destacar que los problemas relacionados con la altitud no están limitados a los montañistas que conquistan picos de ocho mil metros. Muchas rutas y caminatas que se desarrollan a altitudes superiores a los 4 mil metros, aunque no sean técnicamente difíciles, exponen al cuerpo a los efectos de la altitud y sus desafíos.

¿Qué hacer?

Cuando planeamos ascender a altitudes elevadas, siempre enfrentamos la incertidumbre sobre si podremos aclimatarnos correctamente. En realidad, no existe una fórmula mágica o científica universal para lograr tal cosa, ya que cada persona tiene sus propios ritmos y condiciones para adaptarse a la altitud. Sin embargo, te presentamos algunas consideraciones que pueden mejorar tu proceso de aclimatación:

Mantenerse hidratado: Aunque puede ser difícil alcanzar la recomendación de 3-4 litros diarios, es esencial mantenerse por encima de los 2 litros diarios. Durante el ascenso, procura hidratarte con frecuencia, tomando sorbos cada 30 minutos.

Alimentación controlada: Evita alimentos pesados durante la actividad y trata de consumir comidas ricas en carbohidratos, como arroz, pasta y legumbres. Durante el ascenso, opta por snacks saludables cada 45 minutos.

Ascensos progresivos: No fuerces demasiado tu cuerpo a altitudes elevadas. Camina a un ritmo cómodo, dando pasos cortos y constantes. Evita exigir al máximo y dale tiempo a tu cuerpo para adaptarse.

Prestar atención a los síntomas: Si experimentas síntomas de mal de altura, como dolor de cabeza, náuseas o fatiga, no sigas subiendo hasta que estos malestares hayan desaparecido.

Descendé si es necesario: Si los síntomas persisten o empeoran, lo más eficaz es descender a altitudes más bajas. A menor altitud, tu cuerpo tendrá un mejor suministro de oxígeno, lo que mejorará su funcionamiento y permitirá que vuelvas a la normalidad.

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