Otra vez los policías de la Comisaría 1° están envueltos en un caso de violencia y apremios. Un joven de 26 años denunció que fue detenido por negarse a hacerse un test de alcoholemia. Fue terriblemente golpeado y hasta hubo un intento de abuso sexual dentro de uno de los calabozos por parte de los uniformados de la guardia. En esta misma sede policial, la Justicia investiga el suicidio de dos presos en lo que va del año.
Todo comenzó cuando salió de un boliche ubicado en la Costanera de Viedma y para evitar un control de alcoholemia se dirigió hasta su auto con la intención de buscar su campera y tomarse un taxi. Hasta ese lugar llegaron los inspectores municipales acompañados por un grupo de policías, que intentaron que sople la pipeta. Como no estaba manejando, se negó y les dijo que era ilegal lo que estaban haciendo. Ese fue el momento donde la noche de diversión se convirtió en un padecimiento.
Al intentar irse caminando, uno de los policías lo agarró y otro le colocó las esposas. Luego, de acuerdo al relato de la víctima, lo llevaron hacia La Balsa, mientras le golpean la cabeza contra la ventanilla del patrullero. Todo fue visto por un sereno que intentó intervenir, por lo que los uniformado lo subieron al móvil, mientras le daban piñas en la panza. En un momento, alguien lo ahorcó hasta que quedó inconsciente.
El joven recuperó la conciencia y ya estaba dentro de la Comisaría 1°, donde el personal de la guardia le estaba pegando patadas para despertarlo. La denuncia presentada en la fiscalía está acompañada de certificados médicos que enumeran los distintos golpes que presentaba en el cuerpo y distintas fotos de las marcas en la cara y la espalda.
Si bien el relato de lo sucedido es terrible, también el joven describió que el abuso policial fue mucho más lejos y que entre cinco uniformados quisieron violarlo en uno de los pasillos de la Unidad. Aseguró que en un momento en el que aún no estaba del todo consciente, alcanzó a contar que cuatro policías lo estaban sujetando en el piso, mientras que otro intentaba bajarle el pantalón.
La víctima alcanzó a zafar, porque en un momento una de sus hermanas llegó a la Comisaría para preguntar por él y lo escuchó gritar en uno de los pasillos.
El hecho sucedió el sábado 30 de julio y después de concurrir al hospital Zatti para ser revisado por un médico, se presentó en la sede del Ministerio Público para realizar la denuncia por apremios. El fiscal de turno Guillermo González Sacco inició actuaciones para determinar las responsabilidades de semejante paliza.
Esto se suma a los dos suicidios que ocurrieron en lo que va del año dentro de los calabozos de la dependencia policial y por los cuales se expresó la Asociación de Familiares y Víctimas de Terrorismo de Estado, que exigen una investigación exhaustiva de las prácticas de los policías que trabajan en la Comisaría 1°.