Una mujer que había denunciado a su ex marido por abuso sexual con acceso carnal, decidió retractarse de su acusación durante el juicio, lo que obligó a la liberación del hombre, quien permanecía con prisión preventiva.
El caso giró dramáticamente cuando la víctima cambió su versión de los hechos, aunque dejó en claro que prefería no avanzar en la acusación por la violación y citó la preocupación por los hijos en común, como motivo principal para su decisión.
El hombre llegó a juicio detenido y acusado de abuso sexual, violación de domicilio, amenazas y desobediencia de una orden judicial. Cuando cometió el ataque, tenía una orden de prohibición de acercamiento.
La denuncia inicial describía un brutal ataque por parte del exmarido, quien habría ingresado de manera violenta a la vivienda de la víctima el 15 de mayo en Cipolletti. El relato de la víctima coincidía con el tipo de lesiones encontradas por los forenses. El ex marido se abalanzó sobre la mujer y la sometió a una serie de vejaciones físicas y psicológicas, antes de agredirla sexualmente.
La revisación posterior encontró lesiones en las piernas típicas de la fuerza que ejerce el abusador contra la víctima, además de marcas de golpes en brazos, cara y ojos.
La fiscal Rocio Guiñazú Alaniz y el defensor particular Rubén Antiguala, acordaron un juicio abreviado y el hombre sólo debía aceptar su culpabilidad. Sin embargo, al plantearlo en la audiencia frente al juez Guillermo Baquero Lazcano, la mujer se arrepintió.
La víctima expresó que no deseaba continuar con la acusación debido a la posible repercusión en sus hijos, lo que impidió avanzar en los cargos de abuso sexual y amenazas.
Sin más alternativas, al tratarse de un delito de instancia privada y sin la declaración de la víctima, el juez estuvo obligado a sobreseer al acusado por el abuso sexual. Pero, la mujer dejó en claro que pretende que el hombre no la moleste más; entonces sólo lo acusó por la desobediencia de la orden de restricción de acercamiento que estaba vigente cuando se llevó adelante el ataque.
El agresor no irá preso, pero deberá cumplir con estrictas condiciones de conducta durante dos años. Entre las medidas impuestas se incluyen la prohibición de acercarse a la mujer, tratamiento psicológico y el cumplimiento de reglas relacionadas con el consumo de alcohol y drogas.