En medio del silencio más impactante de la cordillera, con más de un metro de nieve alrededor y con los últimos alimentos, llega al puesto o al rancho el helicóptero. Desde lejos se escucha nítido el motor, palpitando en el aire. El paisano sabe que es el tiempo más duro del año y se prepara. Tiene algo de leña, unos pedazos de carne, fideos y yerba. Estar solo en esa zona no es para cualquier pero hace años que está así y así seguirá.
Nada ni nadie lo va a convencer de bajar al pueblo o de dejar los animalitos en otro lugar. Por eso, la salud, la asistencia, algunos alimentos, pasto y leña, le llegan en la época más dura, desde el aire. Y ahí baja la gente de la Municipalidad de El Cholar, de la Provincia, las agentes sanitarias y esos dos pilotos que “andan en el aire como pez en el agua”: Hernán Fabbio y Marcelo Albertani.
El hombre puede vivir en una cheque (especie de cueva natural), en un “puesto”, en una casita de adobe, y puede estar ubicado en Los Chenques, La Rinconada, La Fragua, Buta Leuvú, Ranquilco, Pampa Ferraina o alguno por el estilo.
Este sábado, el operativo que encabezó el intendente de El Cholar, Néstor Fuentes, permitió recorrer esos parajes y asistir a media docena de crianceros que tienen como vivienda lo más alto de la cordillera, en la soledad de la nieve, el silencio y una cultura de vida. En el helicóptero también iban los agentes sanitarios Susana Lillo, Matias Hernández y Horacio Castillo.
Pero es buena la nevada. No todo es malo. Van a crecer mucho los pastos para los animalitos y habrá agua en el chorrillo.
Allá quedaron Luciano "Chano" Hernández, Rivera, Navarrete y tantos otros, siguiendo con su vida y sabiendo que en el peor momento, “Dios aprieta pero no ahorca”.