La madrugada del pasado miércoles, un brutal ataque impactó a la comunidad cuando el taxista Diego Rojas fue víctima de un acto violento que dejó consecuencias tanto físicas como sociales. En el hecho, ocurrido en la madrugada, tres disparos fueron realizados por un joven pasajero, y uno de ellos aún permanece alojado en el cuerpo del taxista.
El presunto responsable de este acto atroz fue identificado como Maximiliano Montoya, de 27 años, quien enfrentó la audiencia de formulación de cargos. Durante la audiencia, Montoya fue acusado de tentativa de homicidio debido a la gravedad de la agresión perpetrada contra Diego Rojas.
"Todavía tengo la bala alojada en mi cuello. Estoy tomando las pastillas que me recetaron y las tuve que comprar, porque el hospital no las teniía. Tengo movimientos y reflejos. Estoy vivo de milagro", afirmó el taxista Diego Rojas, en diálogo con AM550 y CN24/7.
El chofer baleado, mañana tendrá otro turno médico. El juez Luis Sebastián Giorgetti dictó una medida preventiva de tres meses para el acusado, atendiendo a la solicitud de la fiscal Paula González, quien había solicitado inicialmente seis meses de preventiva. La decisión del juez también incluye un plazo de investigación de cuatro meses. La medida se fundamenta en la preocupación por el riesgo de fuga del acusado y la posibilidad de que obstaculice la investigación en curso.
"No me dijeron nada, pero yo creo que el arma era un calibre .22 por el tamaño del orificio que me quedó en la ropa", contó Diego. Además, dijo que "me pone muy mal enterarme que la defensa del acusado pida prisión domiciliaria. Me da impotencia y bronca". Actualmente, el chofer se encuentra en su casa a la espera de evaluaciones médicas para ver cuándo le sacarán la bala del cuello.
EL VIAJE QUE CASI LE CUESTA LA VIDA
El trayecto había comenzado sin contratiempos, pero desafortunadamente, la situación se volvió peligrosa mientras el vehículo se desplazaba por Sarmiento y Lainez. En ese momento, surgieron amenazas dirigidas hacia el conductor, Diego. La tensión fue en aumento hasta alcanzar un punto crítico en la zona del metrobús y Gregorio Alvarez. Ante la desesperación por la situación, el chofer tomó una difícil decisión para protegerse: se lanzó del vehículo en un intento desesperado por salvaguardar su integridad.
En medio de la confusión, uno de los pasajeros (Montoya) sacó un arma y efectuó tres disparos. Trágicamente, uno de esos disparos alcanzó el hombro del taxista, causándole una herida que, lamentablemente, se alojó peligrosamente cerca de su cuello. Por fortuna, los otros dos disparos no lo alcanzaron, pero sí destrozaron su ropa y campera. En este desafortunado incidente, se reveló que el vehículo no contaba con una cámara de seguridad que pudiera haber registrado los hechos.