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Milei, el león hervíboro, o cómo lo ven gobernadores

Javier Milei cumplió 54 años, casi la misma edad del retorno al país de Juan Domingo Perón, en medio de la violencia.
Martes, 22 de octubre de 2024 a las 18:34

Javier Milei, el presidente, cumplió 54 años, rodeado por ministros, algunos íntimos/as al estilo Yuyito, y haciendo plena profesión de su singular estilo, que combina la bravata con la presunta sinceridad frente al glorioso pueblo argentino. Una de las incógnitas reales y concretas de la actual política nacional es dilucidar claramente cómo lo ven, cómo lo califican, cómo lo estiman, al actual presidente, el resto de los políticos, y entre todos ellos, especialmente, los gobernadores.

Sólo hablan entre sí, lejos de los micrófonos y de las cámaras. Quien más alusiones públicas hace a Milei, su estilo, su personalidad, es uno de los socios coyunturales del gobierno: Mauricio Macri. Generalmente, cada vez que habla despierta alguna sensación de enojo, o al menos eso dicen, en el susceptible equipo de la Rosada. En las últimas horas, le pasó al ingeniero ex presidente nuevamente: sostuvo que Milei era usualmente violento en las palabras, y eso bastó. Macri, se sugiere, utiliza expresiones científicamente estudiadas, porque esa sería su manera de negociar con el cumpleañero: estamos en una época de redes digitales, en la que el lenguaje es violento, y, al mismo tiempo, pacato, casi tonto.

Aquí, en la Patagonia, se suele aludir a Milei utilizando la imagen del león hervíboro. Es decir, un león con pinta de león, intimidante, pero vegetariano, y, por ende, poco eficaz a la hora de la confrontación verdadera. El concepto fue utilizado nada menos que por Juan Domingo Perón, para autodefinirse en las horas de su vejez, y de su retorno al país, para asumir, por última vez, la presidencia de Argentina.

Ahora, medio siglo después, casi el mismo tiempo que lleva de vida el actual presidente, hay gobernadores que lo miran con esa mirada, casi compasiva. Por un lado, no dejan de sorprenderse ante la firmeza de un plan económico virtualmente inédito en la historia de la democracia nacional moderna; pero, al mismo tiempo, señalan con cierto desdén la ausencia de fogueo político, y vaticinan que el león, o cambia los hábitos alimenticios, o perecerá entre puteadas fútiles.

 

 

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