El arquero titular de River, Franco Armani, atajó ayer un penal clave para sostener a Argentina en el juego ante Paraguay. El longilíneo portero no solo le tapó la pelota a Derlis González, sino que ese hecho fue un total desahogo para el ex jugador de Atlético Nacional que le dedicó la tapada a los críticos más despiadados y acérrimos.
Tanto los especialistas como los usuarios en redes sociales cuestionaron a Armani por el hecho de que el arquero no ataja con la misma eficiencia y calidad como lo hace en River. Esta suerte de “trifulca” viene desde hace mucho tiempo, incluso desde el Mundial de Rusia, donde se le endilgó culpas por los goles convertidos por Francia y su falta de tacto para solucionar las circunstancias adversas del juego.
Cada arquero tiene habilidades y técnicas a cumplir, pero la atajada de penales suele ser un valor agregado que cotiza como diamante en bruto en tiempos magros. Por eso ayer fue una jornada de reivindicación para Armani, que bien puede erigirse en un puntapié inicial para comenzar el camino del éxito en el arco de la Selección Argentina.
La atajada