En Indonesia, se jugaba Arena FC y el Persebaya Surabaya en el estadio de Kanjuruhan, cuando la violencia reinó en el final del cotejo, la policía comenzó a reprimir con el estadio cerrado, dejando como resultado el fatal número de 131 muertos.
La mala ejecución del protocolo de desconcentración de un estadio deportivo llevó a la peor tragedia del deporte mundial. Cuando los efectivos policiales comenzaron a reprimir con gases lacrimógenos, el público se comenzó a dirigir a los portones de salida que estaban en su mayoría cerrados.
Todo comenzó cuando algunos hinchas invadieron el campo después de la derrota del Arena FC por 3-2, lanzando botellas y otros objetos a los jugadores. Fuera del estadio dieron vuelta e incendiaron al menos cinco vehículos policiales.
La mayoría de las muertes sucedió cuando la policía reprimió, provocando el pánico entre los espectadores y una corrida caótica. La mayoría de las 131 personas murieron pisoteadas o asfixiadas. Entre las víctimas había dos agentes de policía.
El apuntado es el director de seguridad del Club Arena, quien no tomar medidas para impedir la invasión de cancha y no ordenar abrir los portones de inmediato. Por otro lado, La policía local despidió a un jefe y nueve oficiales, y están bajo la lupa 18 por su responsabilidad en el lanzamiento de gases lacrimógenos dentro del estadio.