Tras varios días internado, este martes murió el defensor uruguayo Juan Izquierdo, de 27 años. El futbolista llevaba cinco días hospitalizado, tras haberse desplomado el sábado a los 84 minutos del partido que Nacional y São Paulo disputaron por los octavos de final de la Copa Libertadores.
Lamentablemente, se convierte en otro episodio en que algún futbolista ha perdido la vida ejerciendo su profesión.
David Astori, el eterno "capitano" del Viola
El defensor italiano murió en 2018 en el hotel donde concentraba la Fiorentina. Fue mientras dormía, previo a un cruce ante Udinese por la Serie A. Su deceso fue lamentado no solo por la sociedad italiana, ya que participaba frecuentemente de las convocatorias de la selección; sino también por compañeros como el argentino Germán Pezzella, con quien formaba dupla en la zaga central del Viola.
Antonio Puerta, un sevillano que unió a toda España
En un Sevilla-Getafe de la temporada 2007-2008, el defensor de 22 años en aquel entonces se desmayó. Al retirarse por sus propios medios llevó tranquilidad al público, pero sufrió cinco desmayos más en el vestuario, por lo que fue hospitalizado. Falleció tres días después a causa de un paro cardiorrespiratorio.
Como homenaje, Sevilla jugó días después con Milan por la Recopa Europea. Al salir sustituido Clarence Seedorf, histórico futbolista del club italiano, se sacó la camiseta para mostrar la de Puerta.
Miklós Fehér, el húngaro que se despidió amonestado
En el 2004, Benfica le ganaba por la liga de Portugal 1-0 al Vitoria Guimaraes, con una asistencia de Miklós Fehér. Sobre el final del encuentro, el húngaro fue amonestado.
Tras buscar posicionarse, Fehér se agarró las rodillas y cayó sobre el campo, muriendo una hora después debido a una arritmia cardíaca. En su honor, el club retiró el número 29 y colocó un busto en el estadio.
Marc-Vivien Foé, ante los ojos del mundo
En las semis de la Copa Confederaciones 2003 ante Colombia, el mediocampista camerunés se desplomó en el césped. No había ningún jugador a su alrededor. Lo polémico fue que el partido se siguió jugando porque no se sabía el final. Sin embargo, 45 minutos después, Foé fue declarado muerto en el centro médico del estadio.
El presidente FIFA de ese entonces, Joseph Blatter, decidió que el cruce final entre Camerún y Francia debía jugarse. Los africanos, lejos de estar concentrados, homenajearon a su compañero con el 17 en sus camisetas.