Al menos 73 personas se encuentran desaparecidas frente a las costas de Libia, en el norte de África, tras el naufragio de una embarcación con casi 80 personas abordo que querían cruzar el mar Mediterráneo para llegar a las costas europeas.
La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) informó que las personas rescatadas fueron devueltas a Libia en condiciones sanitarias y de salud muy malas, y también se informó que al momento se hallaron 11 cadáveres de las 70 personas desaparecidas.
Hasta el momento, durante 2023, 66 personas habían perdido la vida en cruzadas similares. De confirmarse las 73 muertes de este episodio, se trataría del más grave en mucho tiempo, no solo en el año. Durante 2022, se estima que unas 24.000 personas fueron interceptadas y devueltas a los distintos países de África desde los que emigraron.
La comunidad internacional sigue condenando la situación, pero haciendo muy poco para controlarla o revertirla. Siguen siendo miles los africanos que intentan huir de su continente en busca de un pasar digno. Sin embargo, la incapacidad de muchos de los estados africanos para controlar la situación, sumada a la falta de coordinación y de apoyo de los países europeos hacen que la tragedia se haya naturalizado.
Se estima que, durante los últimos cuatro años, 500.000 personas intentaron cruzar el Mediterráneo desde África. Del total, un 1,7%, unas 8.500 personas, fallecieron en el intento. Los cuestionamientos sobre Europa no son pocos: 8 millones de ucranianos ingresaron a Europa occidental desde el inicio de la invasión rusa. Mientras, España, Grecia e Italia rechazan a migrantes africanos que muchas veces terminan muriendo en su regreso a África.