Al menos 73 personas murieron en un incendio que arrasó un deteriorado edificio de cinco plantas en Johannesburgo, la ciudad más grande de Sudáfrica, en el que vivían personas sin hogar y ocupantes ilegales. Algunos de ellos perdieron la vida cuando se arrojaron por las ventanas para tratar de escapar de las llamas. Siete de las víctimas eran menores, el más pequeño de apenas un año, explicó el vocero de los servicios de emergencias.
Los equipos de emergencias esperaban encontrar más víctimas. Docenas de cuerpos yacían tendidos unos junto a otros en una calle próxima, algunos en bolsas para cadáveres y otros cubiertos con sábanas térmicas y mantas. Otras 52 personas resultaron heridas en el fuego que comenzó alrededor de la una de la madrugada en el corazón del distrito financiero de la ciudad.
En la zona abundan los edificios abandonados y en pésimo estado que suelen estar ocupados por personas desesperadas por encontrar alojamiento. Las autoridades de la ciudad se refieren a ellos como “edificios secuestrados”.
Los bomberos tardaron tres horas en contener las llamas y, a media mañana, solo habían podido acceder a tres de sus cinco plantas.