Si bien reconoció el esfuerzo de las fuerzas federales para expulsarlos de territorio estadounidense, el director del FBI confirmó que aún hay muchos espías rusos operando. "La amenaza de la Contrainteligencia rusa sigue siendo muy alta. La huella dejada por la Inteligencia rusa y por los agentes rusos es todavía muy grande y seguimos tratando de prevenirla de todas las maneras posibles", dijo Wray.
Asimismo, Wray señaló que "bajo el liderazgo del presidente Vladimir Putin ha aumentado la preocupación por este asunto". En 2018 el país norteamericano expulsó a 60 diplomáticos rusos que fueron identificados como agentes de Inteligencia. También ordenó el cierre del Consulado de Rusia en la ciudad de Seattle ante el supuesto uso de un agente nervioso para envenenar al espía ruso Sergei Skripal en Reino Unido.
"Rusia emplea no solo agentes de la Inteligencia tradicional sino también intermediarios para el intercambio de información", afirmó Wray. Sin embargo, a pesar de la alerta, el líder del FBI destacó que en los últimos años su país "ha cosechado avances a la hora de reducir el problema" de la Inteligencia rusa.
Christopher Wray es una figura singular en la política estadounidense. Designado por Trump en 2017, tras la salida del expresidente hizo uso de la independencia de su cargo, y arremetió contra el propio Trump. De hecho, es uno de los escollos que el magnate tiene en su combate contra la ley. Esto le valió a Wray la condena del partido Republicano, que lo tiene en la mira.