Los famosos incentivos a la producción que recibió la industria en las distintas gestiones de gobierno facilitaron, con mayor o menor éxito, minimizar la balanza comercial energética.
Según el Instituto Argentino de Energía, las importaciones de gas natural de Bolivia se incrementaron el 100,6% y el comportamiento intermensual -es decir junio contra julio del mismo período- muestra una tendencia creciente del 5,3%.
Es decir, con una menor demanda energética producto de la caída de la actividad económica (comercial e industrial) de los últimos cuatro meses; aun así la importación de gas natural continuó creciendo.
Lo paradigmático es que en plena ASPO, el Gobierno Nacional subsidió el precio del crudo sin una demanda local sostenida mientras que el Plan Gas, aún continúa en discusión entre los despachos de la Secretaría de Energía (ahora Ministerio de Economía) y el ENARGAS.
Pero, ¿Qué pasa con la producción de gas?
Cuando observamos los datos podemos encontrar que la producción de gas disminuye interanualmente en todas las cuencas. La cuenca Neuquina disminuyó el 13,4%, la del Golfo San Jorge el 16,5%, la Austral el 8,2% y la Noroeste y Cuyana disminuyeron el 7,3% y 3,2% respectivamente.
YPF que produce el 30% del gas en Argentina produce 25,6% menos que julio de 2019. Total Austral, el segundo productor con el 24,5%, muestra un impacto negativo interanual del 6,6%. Tecpetrol, que representa el 11% de la producción total del país, registra una reducción del 10,5% respecto a julio del año pasado; y Pan American Energy, con un peso del 10,4% de la torta, tiene una reducción del 3,2% en la producción interanual.
Estas cuatro empresas representan el 75% del total del gas producido en el país y muestran una declinación respecto a los guarismos obtenidos en julio del año pasado.
El congelamiento de las tarifas desde abril de 2019, el incremento de las importaciones de gas, la reducción de la producción y la confirmación que Metrogas no podrá abonar a las operadoras las facturas, pone en evidencia que Argentina necesita rápidamente una política energética de mediano y largo plazo.