Gabriela Mattos estaba, según muestran las cámaras de seguridad de la calle en la que está su casa, parada frente a la puerta de entrada, cuando, de pronto, cayó desvanecida en la vereda. Enseguida murió. Tenía 30 años, y esa muerte repentina tenía en ascuas, esta mañana, a todo un vecindario de la ciudad de La Plata.
Los trascendidos que surgieron de las primeras investigaciones indican una posibilidad inquietante. Dicen que Gabriela consumía drogas junto a un hombre que era su ex pareja, poco tiempo antes que se registrara su muerte ante las cámaras, en la semi penumbra que se cernía sobre la vereda de su propio domicilio, en Altos de San Lorenzo (calle 17 entre 83 y 84), de la capital de la provincia de Buenos Aires.
Los vecinos de Gabriela trataron de ayudarla, cuando uno de ellos vio que estaba tendida y exánime. Ella todavía vivía, y trataron de reanimarla al tiempo que llamaron a una ambulancia, según publicó el portal 0221. Pero no fue posible. Gabriela Mattos murió en ese lugar público, tan cerca y la vez tan lejos de su propia intimidad, sin que nadie pudiera hacer nada.