“La condena de 18 años que le dictaron a Walter Herrera es una burla”, expresó indignado uno de los padres del Jardín 31. El docente recibió la pena este viernes por cometer 12 hechos de abuso sexual.
“Considerando que la fiscalía había solicitado 45 años que hayan dado esta pena es muy bajo”, dijo el vecino que también denunció al imputado.
En la audiencia de determinación de la pena realizada la semana pasada, el fiscal jefe Maximiliano Breide Obeid pidió que se le impongan 45 años de prisión efectiva. La defensoría de Niñez y Adolescencia, que en el caso intervino como querella institucional en representación de las víctimas, adhirió al planteo fiscal.
“Lamentablemente el código penal para este tipo de delitos prevén penas que suelen ser bajas sobre todo cuando se pone en la balanza el daño que genera en el entorno estos delitos”, cuestionó uno de los padres del Jardín 31
El resto de las querellas particulares, como no abarcaban la totalidad de los casos, solicitaron montos menores; mientras que la defensa particular del condenado pidió 8 años, que es el mínimo previsto para los delitos atribuidos.
Indignación de los padres del Jardín 31
El padre del Jardín 31 que también denunció al docente dijo que la querella y la fiscalía “van a evaluar cuáles son los tecnicismos. A partir de allí se podrá realizar o no la impugnación de la pena”.
“Lamentablemente el código penal para este tipo de delitos prevén penas que suelen ser bajas sobre todo cuando se pone en la balanza el daño que genera en el entorno estos delitos”, cuestionó.
Un jurado popular declaró responsable Herrera el 7 de noviembre, sobre 12 de los 23 hechos que le imputó el fiscal jefe: nueve abusos sexuales simples, uno de abuso sexual con acceso carnal y de abuso sexual gravemente ultrajante; todos agravados por la calidad de educador del imputado y en carácter de autor.
A partir de la investigación previa y con las evidencias presentadas en el juicio, el Ministerio Público Fiscal (MPF) probó que, entre marzo y julio de 2022, el docente se aprovechó de su condición de encargado de la educación de niños y niñas durante el dictado de la clase de música y cometió los abusos en un jardín de infantes de la capital provincial.