Un conocido y polémico empresario minero fue acusado de homicidio agravado, por el uso de arma de fuego. La víctima fue fusilada con una escopeta y su cuerpo apareció varios días después tirado en la zona de bardas norte de Allen. El acusado es el dueño de esas tierras y tiene varios antecedentes de abuso de armas contra las personas que encuentra transitando las picadas que hay en el lugar.
José Andrés Cumilao vivía con su familia en una pequeña casilla de cantoneras en la zona cercana al aeroclub de Allen. El pasado 23 de diciembre del año pasado salió a recoger residuos cerca del basural.
La víctima tenía 30 años, y fue hallado sin vida por su esposa e hijos cerca de la propiedad de Hércules Impiccini, en un área adyacente al basural de Allen y el aeroclub. Los forenses confirmaron que la víctima murió a causa de cinco perdigones de escopeta que impactaron su cuerpo.
La fiscal Julieta Villa, junto con los querellantes Marcelo Hertzriken Velazco y Joaquín Hertzriken Catena, presentaron una teoría escalofriante: Cumilao habría estado recogiendo chapas viejas en la propiedad de Impiccini cuando el empresario lo habría sorprendido.
Según las acusaciones, Impiccini, conocido por sus antecedentes de disparar a personas que se acercan a su extensa propiedad en la zona de bardas, habría tirado a Cumilao, y provocó su trágica muerte.
Después de varios días de angustia y búsqueda intensiva por parte de la familia de la víctima, el cuerpo de Cumilao fue finalmente encontrado por su familia.
Aunque la fiscal y la querella aportaron datos de el accionar del empresario y de que durante este tiempo fue una molestia para la investigación, no existió pedido de prisión preventiva, por lo que seguirá libre mientras avance el proceso.
¿Quién es Impiccini?
Hércules Antonio Impiccini comenzó a ganar protagonismo en Allen hace más de una década. Con sus enormes camiones y maquinas pesadas, llegaba al comedor de Maruca Colipi, una generosa mujer que en una casa muy precaria le daba de comer a diario a varias decenas de niños.
El empresario quería que desaloje la pequeña fracción de terreno que ocupaba en su campo de cientos de hectáreas en la barda norte de Allen que luego de innumerables denuncias por amenazas, el municipio expropió.
Sin embargo el comportamiento violento de Impiccini no cesó. Las denuncias contra el empresario continuaron en la Comisaría 33°, donde llegaban deportistas asustados por ser víctimas de tiros cuando corrían o andaban en bicicleta en la barda.
También tuvo inconvenientes con los directivos del aeroclub local. En 2012, la institución intentó llevar el servicio eléctrico, pero chocó una y mil veces contra la postura inflexible del empresario, quien aseguraba que la línea pasaba por su terreno. También amenazó al personal de la empresa que hacía el tendido.
En 2018, un contratista de YPF denunció a Impiccini. Los trabajadores de la empresa chilena dedicada a estudios sismográficos, dijeron a la Policía que los amenazó con un arma de fuego: "si no se van de acá, los voy a cagar a tiros, los voy a matar". También, a bordo de una pala cargadora, les dañó "cinco máquinas de alta precisión tecnológica de origen norteamericano y de mucho valor económico", como consta en la denuncia.