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Hacen malabares para subsistir con el circo cerrado

Seis familias y los propietarios de la empresa circense que llegó a principios de año a Cipolletti, buscan como generar ingresos en pandemia.
Domingo, 01 de noviembre de 2020 a las 00:00

A poco de comenzar el año y de instalarse en un predio de la calle Moreno, en Cipolletti, el crecimiento de contagios hizo que se declarara la cuarentena en el país y las expectativas de trabajar como de costumbre, se vinieron abajo.

La familia del circo Dehany vio frustrado su intento por trabajar y debió plegarse a las indicaciones de las autoridades por la llegada del coronavirus a la región y para evitar contagios entre sus integrantes.

Al principio, surgió la idea de vender pollos asados como algo práctico y rápido para generar algún ingreso, pero el paso de los meses dio lugar a aprovechar el ingenio de quienes en función harán algún número artístico para entretener a los presentes, pero detrás de escena empezaban a fabricar parrillas o “chulengos” para sumar ingresos.

Las habilidades de quienes hacen estructuras de hierro y manejan soldadoras, dieron lugar a una especie de producción en serie, mientras algún comercio contrataba el sistema de publicidad callejera para promocionar su negocio; o sea, con las mismas herramientas con las que hacen tareas relacionadas a la función del circo, pueden generar ingresos que les permiten subsistir.

Ya van a ser 8 meses que cerramos nuestras puertas y sin ningún tipo de novedad a nivel nacional en lo que respecta a espectáculos de circo – dice Daniel Molina, propietario - pero dentro de todo la vamos llevando bien, la gente fue siempre muy solidaria brindándonos alimentos, o dándonos alguna cuota de aliento que necesitamos”.

Daniel relató que “nos mantenemos vendiendo pollos a la parrilla, también hacemos chulengos, asadores que también se venden mucho, salimos a vender algodones de azúcar a los barrios de la ciudad, una de las familias sale a vender churros, hacen budines, y uno de los muchachos también trabaja en una leñera en frente”.

Ellos son conscientes que está lejos la apertura del circo por ahora, al menos hasta que empiece a circular la vacuna, porque saben que si les habilitara abrir hoy mismo sería un riesgo para el público que asista, y también al cabo de dos o tres semanas deberían desplazarse a otra ciudad, y tampoco tendrían a dónde ir.

Cuando se le preguntó cuántas familias dependen de esa generación de ingresos diarios, y Daniel cuenta que son “seis familias, unas 20 personas, que dependemos del día a día para ir viviendo. También tenemos una tranquilidad extra -dijo – ya que se logró un acuerdo con el terreno que ocupamos, no nos cobran el alquiler y nos dejan seguir ocupándolo”.

En lo que hace a costos fijos, Daniel comentó que “la electricidad la seguimos pagando, no es mucho, pero con lo que vamos haciendo podemos afrontar esos pequeños gastos, por eso es que necesitamos sí o sí trabajar, la luz tenemos que pagar, el teléfono también, el servicio de televisión satelital para estar informados, y los impuestos municipales los pagamos al iniciar la actividad del circo”.

Para finalizar Daniel expresó el deseo que “ojalá pase todo esto pronto y llegue la bendita vacuna para que todo vuelva a la normalidad, y que podamos retomar nuestras vidas que es lo que nos he sacado este virus, ya que es nuestra manera de vivir”.

Otro caso de quienes debieron reinventarse para seguir adelante en pandemia, con las herramientas que ya contaban, y hasta que se vuelva a correr el telón y empiece la función de una actividad llena de magia y diversión, que vuelva el circo.

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