Bajo las olas del mar patagónico, Carolina Larracoechea danza en cámara lenta rodeada de pequeños y grandes lobos de mar, en una relación amable y amistosa. Estos encuentros comenzaron hace años y a partir de allí, se estableció una comunicación que incluye la visita de otras personas, pero siempre con una misma consigna: no molestarlos, no alimentarlos, sólo “jugar” cuando los lobos se acercan y muestran sus habilidades bajo el mar.
Radicada en Puerto Madryn hace casi 30 años, Carolina se apasionó por el buceo y esa sensación de que bajo el mar “cuando te sumergís y estás sólo con vos mismo, escuchando tu respiración, viendo los animales y los vegetales moviéndose de otra manera que en superficie, es impagable”.
Bajo el agua, donde la gravedad “es cero” se tiene la posibilidad de moverse en tres direcciones y eso “que en superficie no lo podemos hacer, agrega otro elemento” que marca a fuego a quienes hacen esta experiencia y vuelven una y otra vez
En diálogo en el programa “Viaje al puerto de la noche”, por AM 550 y 24/7 Noticias, comentó que bucear entre lobos marinos “es como una danza, ver ese mundo donde los rayos de sol entran allá arriba y esa relación amistosa con la naturaleza que te rodea son sensaciones que te llenan el alma, realmente”.
También agregó que “la naturaleza, arriba y abajo del agua tiene sus reglas propias y somos los humanos quienes podemos hacer de esos mundos lugares desagradables o agresivos”, al tiempo que convocó a “convivir con el entorno que nos rodea, sin avasallarlo”. La idea es sumergirse “no haciendo daño, ofreciéndote y dejando que ellos (los lobos) se acerquen a vos, no tomar una actitud invasiva sino contemplativa”. Por último aclaró que para esta experiencia "no les damos de comer ni los invadimos, ellos vienen a jugar con nosotros en el mar".