El dueño de un perro agresivo que motivó la caída de una joven que viajaba con su pequeña hija en una motocicleta fue condenado por la Justicia rionegrina, aunque intentó despegarse. “Ese perro no es mío”, dijo. Pero los vecinos que ya estaban hartos de los ataques del can fueron como testigos, declararon en su contra y ahora tiene que indemnizar a las víctimas.
El caso remite a la localidad de Chimpay cuyos vecinos aseguraron que eran cotidianos los ataques del can a peatones, ciclistas y motociclistas, ante el desinterés del dueño. Respecto del hecho que lo llevó a Tribunales, se dijo que la mujer que conducía la moto sufrió una gravísima lesión en uno de sus hombros, que le dejó secuelas irreversibles de incapacidad física. Mientras que su hija, de 6 años, salió despedida del rodado pero afortunadamente no sufrió lesiones de gravedad. El fallo del Juzgado Civil N 31 de Choele Choel tuvo por acreditado que el perro atacó sorpresivamente a la motociclista y condenó al dueño por haber incumplido el deber de vigilancia. No obstante, la sentencia -por daño físico, psíquico y moral- no está firme y se encuentra en instancia de apelación.
En su defensa, el hombre se declaró ajeno al conflicto y dijo que la mujer lo denunció “sobre bases absolutamente falsas e inexactas, ya que no resulta ser el propietario del perro” (dice en el expediente).
Pero los testigos directos del episodio aseguraron que la mujer y su niña fueron atacadas por ese perro, que salió del terreno del demandado porque estaba el portón abierto. También atestiguaron que el perro vive en esa casa, que siempre responde al llamado del hombre y que “acostumbraba a correr a la gente y a morder los pantalones”. Incluso aseguraron que estando la mujer herida en el piso, con la moto encima, el perro “no la soltaba”.