Con la reciente muerte de Kuki, la elefanta del Ecoparque de la ciudad de Buenos Aires, resurgió el debate sobre el bienestar animal en cautiverio y la ineficacia de un sistema judicial que no actúa con la urgencia que estos casos requieren. Al igual que Toti, el chimpancé de 34 años del zoológico Bubalcó en Guerrico, esperaba el traslado a un santuario en Brasil para dejar de vivir en cautiverio y en soledad.
Kuki, quien esperaba su traslado a un santuario, fue una víctima más de la inacción y la burocracia que rodea los casos de animales cautivos. A pesar de los esfuerzos de organizaciones de protección animal y el apoyo público, su traslado no se concretó a tiempo, lo que terminó en un desenlace trágico. Este triste evento plantea interrogantes sobre el compromiso real de las autoridades para garantizar el bienestar de los animales en cautiverio.
El caso de Toti, al igual que el de Kuki, evidencia un sistema que, aunque reconoce la necesidad de liberar a estos animales, impone cargas injustas sobre quienes abogan por su bienestar. La reciente resolución judicial que ordena el traslado del chimpancé a un santuario también exige que los amparistas financien este costoso proceso. Así, la Justicia parece eludir su responsabilidad, dejando a quienes luchan por Toti en una situación insostenible.
¿Cuál es la situación de Toti?
Toti vivió siempre en cautiverio, desde su nacimiento el 29 de agosto de 1990 en el zoológico de Ezeiza. Separado de su madre cuando era un bebé, fue a Córdoba y desde allí a Guerrico, en el norte de la Patagonia, cerca de Allen.
Desde 2013, reside en el zoológico privado Bubalcó, su vida está marcada por la soledad y el confinamiento.
El caso de Toti resonó a nivel internacional, especialmente tras el apoyo de la célebre primatóloga Jane Goodall, quien lo describió como "el chimpancé con la mirada más triste del mundo". A pesar de un amparo para lograr su liberación y traslado, la Justicia emitió un fallo que, aunque reconoce la necesidad de enviarlo a Brasil, impone una carga absurda sobre quienes luchan por el bienestar de Toti.
El Superior Tribunal de Justicia de Río Negro, que ratifica el traslado a un santuario, deja en manos de los amparistas la responsabilidad de financiar este costoso proceso. Es un claro ejemplo de un fallo salomónico que, en vez de facilitar la liberación de Toti, trunca su acceso a una vida digna.
Pese a la queja de los abogados de Bubalcó, la Corte Suprema de Justicia de la Nación dejó firme el fallo que ordena el traslado del chimpancé fuera del parque Bubalcó, hacia un centro de grandes primates. Entendió que es procesalmente "inadmisible", del mismo modo mantuvo que el costoso procedimiento lo tendrán que asumir los amparistas y no el empresario que lo compró.
Mientras la Justicia dilata el proceso y transfiere responsabilidades, Toti continúa atrapado en una jaula en Guerrico.