Tras un impecable centro, un defensor de Atlético Mineiro rechaza la pelota, le cae al Pulpo González, quien cabecea dos veces y convierte el gol. Pero, después de interminables minutos, a tropezones con el intercomunicador que no le funcionaba bien, el árbitro acudió a la pantalla y lo anuló por faul de Briasco previo al cabezazo.
Fue una polémica fuerte, porque se ve claramente que Briasco apoya las dos manos en la espalda del defensor brasileño, pero no lo empuja ni lo desplaza. En el fútbol de barrio, se le llama "mancha". Y eso fue, según los boquenses, lo que cobró el árbitro, echando atrás la ventaja que había logrado imponer Boca.
En la jugada siguiente, el arquero le sacó otro cabezazo a González, ante un centro de Pavón.