Los homicidios en grado de tentativa que perpetró el patotero de ATE Neuquén, Pedro Darío Jofré, en San Martín de los Andes no constituyen un episodio aislado. Por el contrario, fueron precedidos por una larga, penosa e indignante lista de hechos violentos que no se investigaron como correspondía y que decantaron en este brutal ataque que horrorizó a la sociedad y se comentó en todo el país.
La violencia como metodología de la organización sindical que conduce Carlos Quintriqueo no es nueva. Tampoco lo es su escalada. Pero lo ocurrido el viernes debería ser un punto de inflexión, un ¡Basta!, un ¡Hasta aquí! ¿Es necesario decir que se llegó a un límite por demás peligroso?
El matón que ahora purga prisión preventiva extrajo un revolver y disparó a matar contra dos reporteros gráficos, uno de los cuales lo perpetuó en imágenes. No es que el botón de la cámara haya sido más rápido que el gatillo del arma (o quizás sí). En definitiva, lo que ocurrió es que el malandra erró el disparo. Les erró a los trabajadores de prensa, pero le acertó a una mujer, que ahora se repone en un centro asistencial. Para el fiscal Agustín García no hay dudas de que tiró a matar.
El sujeto este que ahora deberá explicar por qué tomó la decisión de matar no estaba solo. Por el contrario, se acepta que, al igual que Quintriqueo, había viajado hasta San Martín de los Andes para participar de una protesta en la que abundaron los piedrazos contra la sede municipal, cuyos cristales y mamposterías acusaron los impactos. Hubo miedo y desesperación entre los trabajadores y trabajadoras, tal como había ocurrido en otras protestas de la misma organización sindical. Entonces la Justicia también deberá indagar sobre la violencia como metodología recurrente y establecer si se trata de un plan que ha sido trazado desde la conducción del gremio. El malviviente es el autor material de esos criminales balazos, pero es altamente probable que también haya, al menos, un autor intelectual; por lo que si en verdad se pretende erradicar la violencia, es necesario que fiscales y jueces vayan por él o por ellos.
Este individuo de armas llevar oficia de custodio del líder sindical Quintriqueo, que -presuroso- no tardó en desconocer su existencia; aunque lejos estuvo de repudiar la violencia tan propia de la barbarie, tan alejada de la razón. Tampoco es sencillo explicar cómo hizo el malandra para volver a Neuquén cuando supuestamente era buscado por la Policía en un operativo “cerrojo”.
A diferencia de lo ocurrido durante otro ataque a la libertad de expresión y al derecho constitucional a informarse y ser informado, fueron presurosos los repudios de las más altas autoridades del gobierno de la Provincia. Repudios que sin dudas son bienvenidos, muy especialmente si propenden a terminar de una vez por todas con estas patotas que tanto daño le hacen a la sociedad y a la sana convivencia. También hubo repudios desde otros partidos y sectores que apuntaron a cuestiones políticas, todos interpretan que esto solo se puede hacer si se cuenta con impunidad política.
Se asegura, además, que el hampón es empleado del ministerio de Desarrollo Social y que no iba a trabajar, por lo que surge otra cuestión que también debería revisarse. Como no acredita cargo alguno que le permita una licencia gremial, el sujeto este no es más que un ñoqui. No solo por eso, sino también por su imputación de homicida en grado de tentativa, el ministro de esa cartera debería iniciar, este mismo lunes, los trámites de exoneración para despedirlo y asegurarse que en el futuro no acceda a un contrato en ninguno de los organismos del Estado. De todos modos, su futuro es o debería ser la cárcel.
La provincia, nuestra provincia, suele ser noticia nacional y hasta internacional por las producciones récords de Vaca Muerta y por la afluencia masiva de turistas a sus encantadores destinos de montaña, precisamente como San Martín de los Andes o Villa la Angostura, por citar solo a dos. Pero en los últimos tiempos también ha sido noticia por la violencia desenfrenada que despliega la conducción Verde y Blanca de la organización sindical.
En diciembre de 2016 un grupo de militantes atacó a piedrazos la combi en la que viajaba el entonces presidente de la Nación, Mauricio Macri. Ello ocurrió en Villa Traful y con el tiempo se diluyó como si se hubiese tratado de un episodio aislado. Preocupante, sin dudas; pero fue abordado como si se tratara de un hecho aislado.
En noviembre de 2017 el gremio volvió a recurrir a la violencia como metodología en su accionar y quedó en evidencia lo que en realidad se sabía: los piedrazos a Macri no habían sido un hecho aislado. Esa vez la víctima de los ataques en patota fue el entonces ministro de Salud neuquino, Ricardo Corradi Diez, al que sorprendieron en la soledad de un pequeño acto y fue atacado sin mayores miramientos ¿Terminó ahí? De ninguna manera, en diciembre de ese mismo año un grupo organizado intentó tomar Casa de Gobierno y hasta hubo quienes alcanzaron a ingresar a uno de los patios. Lanzaron piedras con gomeras hacia los vidrios y hacia el interior y pusieron en peligro a los trabajadores y trabajadoras que dicen defender. La salida de algunos de ellos se produjo en medio de los piedrazos y hasta hubo escenas de pánico. Una locura.
Más acá en el tiempo, en abril de 2021, atacaron al grupo Prima Multimedios y sembraron la angustia entre todos y todas quienes formamos parte de él. Ingresaron con absoluta impunidad a la planta transmisora de Parque Norte, robaron elementos y sacaron del aire a tres radios. Ahí estuvieron al mando Quintriqueo y Pedro Jofre, el matón este de los homicidios en grado de tentativa. Aquella vez no hubo repudios oficiales, pero una vez más los ejes volvieron a ser la violencia y la descarada impunidad de los brutos que la ejercieron. Hasta el día de hoy quien escribe se encuentra hostigado, amenazado y perseguido por la mafia de Quintriqueo sin recibir protección ni atención alguna desde las fuerzas de seguridad provincial ni la justicia a pesar de haber realizado las denuncias, los llamados y reclamos correspondientes.
Esos son solo los casos más conocidos, pero no los únicos. Por el contrario, fuentes confiables aseguran que la impunidad llevó a la conducción Verde y Blanca a desplegar una estrategia de acción permanente de aprietes, amenazas y hasta golpizas recurrentes y descaradas, por las que nunca nadie rinde cuentas a la Justicia, ni da explicaciones. Se dice que el responsable intelectual de todos estos amedrentamientos cuenta con tal grado de protección política y judicial, que no mide las consecuencias.
En fin, si esta vez la investigación avanza como tiene (o tendría) que avanzar quizá logre establecer si la violencia es organizada y si tiene responsables más allá del matón que disparó contra los reporteros. El viernes no hubo muertos de milagro. Y no hay que esperar a que los haya para asegurar lo que en definitiva todas las personas de bien buscan, pretenden y sin lugar a dudas merecen: la convivencia pacífica.
Claude Staicos. DNI 24.975.846. Director general Prima Multimedios.