El Amazonas es un motivo de preocupación creciente en todo el mundo. El “pulmón del planeta” viene perdiendo hectáreas de manera alocada, a causa de incendios y distintas prácticas de deforestación. Además, sufre día a día las consecuencias de las emisiones y el efecto invernadero. En junio, la Amazonia y el Cerrado, la sabana brasileña, registraron el mayor número de incendios desde 2007: 3.075 sólo en la Amazonia.
En este marco, la Unión Europea y los países de América del sur parecen estar alcanzando consensos para encarar una gestión conjunta de la zona. La llegada de Lula al poder ha mejora mucho la situación de diálogo, ya que Bolsonaro era casi un negacionista del cambio climático y de la afectación del Amazonas. En esta línea, la UE anunció el programa Amazonia+, un proyecto por el que el bloque contribuirá con 20 millones de euros. El objetivo es “fortalecer la capacidad de los países de la Cuenca Amazónica para mitigar las emisiones de CO2 y adaptarse a los efectos del cambio climático".
El programa Amazonía+ busca, entre otros objetivos, impulsar espacios y metodologías de participación para incluir a los pueblos indígenas y a las comunidades locales en el desarrollo e implementación de políticas y mecanismos de gobernanza ambiental y forestal, explicó el comisario europeo.
El presupuesto fue bien recibido en América latina, pero luce muy insuficiente. Sebastian Oberthür, especialista y profesor de Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible de la Brussels School of Governance, asegura que “la dificultad con la protección del Amazonas es que en realidad no se puede pagar a los países amazónicos a largo plazo para mantener el bosque". Para él, la clave está en que los países quieran conservar estos bosques por su propio interés.