En 2015, el periodista Jorge Lanata, fallecido ayer a los 64 años, sacudió la opinión pública argentina al revelar detalles desconocidos hasta entonces sobre la base espacial china instalada en Bajada del Agrio, Neuquén. Su investigación para el programa "Periodismo Para Todos", que salió en Canal 13, no solo expuso las controversias en torno a este proyecto sino que también demostró el poder del periodismo de investigación para poner bajo la lupa acuerdos internacionales que podrían afectar la soberanía nacional.
La investigación de Lanata reveló que el gobierno chino había obtenido el control de 200 hectáreas en la Patagonia argentina a través de un convenio firmado durante la presidencia de Cristina Kirchner. El acuerdo, con una duración de 50 años y exención impositiva, generó particular preocupación al descubrirse que la construcción había comenzado un año antes de su aprobación oficial por el Congreso Nacional.
Uno de los hallazgos más significativos de aquel trabajo periodístico fue la dificultad de acceso al predio. Cuando el equipo de Lanata intentó ingresar, los empleados chinos fueron terminantes: ese territorio estaba bajo control chino y cualquier autorización debía gestionarse a través de su embajada. Esta situación planteó serios interrogantes sobre la verdadera naturaleza de la cesión territorial.
Las alarmas se intensificaron cuando expertos en seguridad, consultados en aquel informe, como Ricardo Runza, señalaron que la base dependía de una "agencia paramilitar" china y que sus objetivos podrían ser "fundamentalmente militares". Esta perspectiva fue respaldada por análisis posteriores que sugieren que la instalación podría tener un uso dual: civil y militar, especialmente considerando su ubicación estratégica a solo 50 kilómetros de la frontera con Chile.
Para esa investigación, el equipo periodístico de Lanata entrevistó al entonces intendente de Neuquén, Horacio Quiroga, a diputados provinciales, a miembros de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales y a expertos en seguridad de Argentina y Estados Unidos.
El gobierno argentino de entonces respondió a través del Ministerio de Planificación Federal, insistiendo en que la estación tiene "fines científicos y civiles exclusivamente" y forma parte del Programa Chino de Exploración Lunar. Defendieron el proyecto destacando la inversión de 50 millones de dólares y la creación de 400 puestos de trabajo, además de garantizar que Argentina tendría acceso al 10% del tiempo de uso de la antena para investigación científica.
A casi una década de trabajo, las preocupaciones sobre el uso dual de la base persisten. Informes e investigaciones periodísticas posteriores, muchas de ellos realizadas por Mejor Informado, señalaron que la tecnología empleada en la estación podría utilizarse para el seguimiento de satélites y misiones espaciales militares chinas.
Como lo hizo en innumerables investigaciones, en este trabajo sobre la base espacial china en Neuquén, Jorge Lanata, demostró que con rigurosidad periodística, la búsqueda de documentación y la consulta de diversas fuentes se pueden contar aspectos desconocidos de pactos internacionales que los gobiernos intentan ocultar.