Córdoba se enfrentó a una semana de devastadores incendios forestales que causaron estragos en diversos puntos de la provincia. La situación varía desde la contención en algunos lugares como Tulumba, hasta la persistencia de focos activos en otros donde la alerta máxima aún prevalece, como en San Carlos Minas.
Fuentes oficiales estimaron que, basándose en imágenes satelitales, el fuego arrasó con no menos de ocho mil hectáreas entre el lunes y el miércoles. Los daños se extienden por los focos en Carlos Paz y sus alrededores, San Clemente y Tulumba. La magnitud de esta catástrofe ambiental y económica es innegable.
En un esfuerzo loable, las autoridades lograron sofocar las llamas en La Tomita, al norte, y en La Paz, donde la actividad de los incendios ha cesado. A pesar de estos avances, se mantiene una guardia de cenizas en localidades como Carlos Paz, San Clemente, Potrero de Garay y Cabalango.
Sin embargo, la verdadera tragedia se manifiesta en los impactantes testimonios de los ciudadanos que, con desesperación, documentaron con tristeza y dolor la destrucción de sus hogares y tierras, así como las de sus vecinos. Aunque hasta el momento no se reportaron víctimas mortales, la pérdida de bienes materiales es incalculable.
La lucha contra los incendios continúa, y el apoyo de la comunidad es más valioso que nunca en esta difícil situación.