El próximo balotaje presidencial entre Sergio Massa y Javier Milei mantiene en vilo a la población argentina, y varias incógnitas fundamentales proyectan sombras sobre el resultado final.
Una de las mayores interrogantes reside en el destino de los más de 6 millones de votos que respaldaron a Patricia Bullrich en la primera vuelta. Si estos electores se inclinan masivamente hacia Milei, podría cambiar el rumbo de la contienda. Sin embargo, la falta de indicios claros dificulta predecir su elección. Juan Schiaretti, gobernador de Córdoba y candidato por Hacemos por Nuestro País, también es una figura clave, ya que duplicó sus votos en la primera vuelta. El comportamiento de sus seguidores y su campaña "antigrieta" plantean incertidumbre sobre su dirección política.
El nivel de participación en el balotaje es otro factor crucial, dado que la baja asistencia a las urnas marcó gran parte de la carrera electoral. Si bien hubo un aumento del 70% al 77% en la participación entre las PASO y las elecciones generales, no fue suficiente para elevar la participación a niveles históricos. Algunos especulan que el feriado del lunes posterior a las elecciones podría tener un impacto en la participación electoral, ya que se teme que desanime a sectores identificados con la oposición que podrían aprovechar el fin de semana largo para viajar.
El Frente de Izquierda y de Trabajadores-Unidad (FIT-U) también agrega un elemento de incertidumbre. Este grupo logró retener todos sus votos en las elecciones generales por primera vez desde la introducción de las PASO en 2011. Sin embargo, la tensión en el FIT-U se refleja en su posición neutral con respecto al balotaje. Si bien llaman a no votar a Milei, no brindarán apoyo a Massa. El destino de los votos de FIT-U puede ser un factor determinante en el resultado final, ya que la mayor parte de sus votos proviene de la provincia de Buenos Aires y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. A pesar del atractivo de la definición del balotaje, el rechazo en este grupo de votantes podría crear un fuerte contrapeso.
Por último, el voto en blanco es otro elemento clave en el balotaje. Aunque es un voto válido, no se considera "afirmativo" y no se incluye en el cálculo de los porcentajes de los candidatos. Por lo tanto, una mayor cantidad de votos en blanco reduce la base electoral y aumenta los porcentajes de los candidatos. En el pasado, el voto en blanco tuvo un efecto significativo en las elecciones, y su comportamiento en este balotaje podría influir en el resultado final.
El balotaje del 19 de noviembre se desarrollará en medio de estas incógnitas, que mantienen en vilo a los candidatos y a la población argentina.