Durante la madrugada del sábado, un violento episodio se desarrolló en la guardia del Hospital Iriarte de Quilmes: una familia que había llegado con un niño convulsionando, reclamaba a los gritos y golpes que los atiendan con urgencia.
El enojo aparentemente se produjo por "la demora" de los médicos para prepararse para atender, cumpliendo los protocolos actuales por la pandemia de Coronavirus. La violencia fue tal, que hasta rompieron a patadas la puerta que separa a pacientes de personal sanitario.
El director del nosocomio, Juan Fragomeno, declaró a la prensa que "nada justifica la violencia", y contó además que los agresores corrieron a los médicos y a las enfermeras con la intención de pegarles y que los profesionales "tuvieron que esconderse en una habitación".
El doctor precisó que el nene tenía unos cuatro años y que presentaba un estado "post-convulsivo". "Los familiares llegaron nerviosos", subrayó Fragomeno, y tras el incidente se retiraron compulsivamente también sin siquiera permitir que el chico recibiera asistencia. "Rompieron puertas, tiraron sillas y se retiraron", relató el director sobre la violenta secuencia.