Máximo Thomsen, uno de los rugbiers acusados y más complicado por el crimen de Fernando Báez Sosa, en el mediodía de este jueves lloró al escuchar el pedido justicia de Graciela Sosa, la mamá de la víctima. La mujer, pidió la palabra, se paró, acompañada de su esposo Silvino, y además agarrada de la mano de dos de sus abogados, Fabián y Facundo Améndola.
En esta segunda jornada de alegatos mientras recordaba a su hijo, una de las cámaras enfocó a los imputados, y allí se lo vio emocionado y conmovido a unos de ellos, en la segunda fila, rodeado de policías: Thomsen lloraba y se secaba las lágrimas, mientras que sus otros 7 compañeros, algunos con la mirada fija "a lanada", y otros al suelo.