El dueño de un perro agresivo fue condenado por la Justicia rionegrina. Se asegura que no sólo destiló evidente desidia, sino también desprecio por la seguridad de los demás, ya que no asistió a un adolescente que fue atacado por el animal. Luego se arrepintió y aceptó su culpa. El hecho ocurrió en la localidad de Godoy.
En el expediente consta que el muchacho iba caminando junto con amigo cuando, de repente, el perro (de importante tamaño) asomó su cabeza por encima de las rejas (bajas con relación al animal) y lo mordió en uno de sus brazos. La herida fue profunda y dolorosa. El amigo lo ayudó a soltarse y enseguida llamaron al dueño, pero el sujeto este “no les dio mucha importancia”.
Después lo llevaron a una salita de primeros auxilios y de ahí lo derivaron al hospital de Villa Regina. También la madre fue a reclamarle al dueño del perro y le pidió colaboración para la compra de los medicamentos, pero el sujeto se negó.
Entonces hubo una denuncia policial y otra en el Juzgado de Paz, donde el dueño del perro fue condenado. “La ocurrencia del daño, por sí misma, evidencia que el animal ha estado insuficientemente vigilado”, dijo el juez. Y agregó: “La culpa en la guarda queda evidenciada por el mero hecho de la existencia del daño”.
Con el correr de las horas, el dueño del perro tomó conciencia del daño y del peligro. De hecho, durante los ocho días que pasaron entre la denuncia y la sentencia, hizo modificaciones en su vivienda para que el perro no pueda volver a trasponer la reja. Luego, en la audiencia presencial en el Juzgado de Paz, aceptó su responsabilidad y se comprometió a pagar los gastos médicos y de movilidad que había costeado la familia del chico. El pago se hizo una semana después, en el mismo Juzgado, donde quedó certificada la entrega del dinero.
El nuevo Código Contravencional de Río Negro dice que corresponde sancionar a “la persona dueña y/o encargada de la custodia de animales que ocasionen daño a la integridad física de las personas”.