La rápida y precisa intervención policial desactivó una verdadera bomba de tiempo sobre ruedas. Un gigantesco camión cargado, avanzaba como un proyectil incontrolable por la ruta Nacional 250. Al volante, un conductor completamente borracho, puso en peligro su vida y la de todos, pero un agente que controlaba el tránsito frente al destacamento caminero de Pomona, alcanzó a percibir que el chofer no estaba en condiciones y evitó una posible tragedia.
El procedimiento tuvo lugar en la tarde de ayer, cuando, minutos después de las 18 horas, un efectivo policial detuvo la marcha de un camión Renault Premium 370, en un control de rutina. Al solicitar la documentación correspondiente, el uniformado quedó impactado: un fuerte aliento etílico emanaba del conductor, un hombre de 36 años oriundo de Zárate, Buenos Aires. No había dudas: estaba bajo los efectos del alcohol y manejaba una verdadera arma letal sobre ruedas.
Se le realizó de inmediato un test de alcoholemia y el resultado fue escalofriante: 1.53 gramos de alcohol por litro de sangre. Un nivel peligrosamente alto, más teniendo en cuenta que rige el alcohol cero, una condición excluyente en los vehículos de carga. La situación era crítica y no había margen para errores. Siguiendo el protocolo de seguridad vial, los agentes procedieron de inmediato a la retención del camión, que quedó precintado frente al Destacamento Vial de Pomona.
Además, se labraron las actas sancionatorias correspondientes y el chofer quedó a disposición de las autoridades competentes.