La dirigencia de Juntos por el Cambio (JxC), aún en estado de conmoción, comenzó a transitar por una etapa a la que se sabe inevitable: reacomodarse de cara al balotaje. El próximo noviembre, se define quién será el presidente por los venideros 4 años.
“Nunca vamos a ser cómplices del populismo en la Argentina”, dijo Patricia Bullrich en su discurso de derrota y omitió felicitar a Sergio Massa y a Javier Milei. Salió a hablar en medio de un clima depresivo y sin ánimo para la autocrítica que no deberá demorar, como así tampoco el análisis fino. De hecho, hay referentes que se apuraron a impulsar una cumbre urgente.
Se sabe que la postura frente a la dicotomía no es ni será unánime. Ya hubo dirigentes del radicalismo que adelantaron su negativa a cualquier acuerdo con la derecha. El límite parece haber sido el PRO, parte de cuyos integrantes se sienten tentados por Milei y no contemplan el gobierno de unidad al que convocó Massa (según dicen, ya se mensajeó con dirigentes de la UCR).
Por otra parte, aseguran que Elisa Carrió no les bajaría línea a sus fieles de la Coalición Cívica, ya que ella es crítica de ambos postulantes. Mientras tanto comenzaron a atronar los reproches en JxC: especialmente, desde el sector de Horacio Rodríguez Larreta, quien fue maltratado durante la interna y eso contribuyó a la debacle. Se sabía que Bullrich era una adversaria cómoda para Massa, pero no así Larreta, quien proponía dejar atrás la grieta, que todo lo atrasa y lo complica.
Se dijo -por lo bajo- que si hubiera prosperado el acuerdo que el jefe de gobierno porteño impulsaba con el gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti, otra hubiese sido la cuestión. Y que si Mauricio Macri no hubiese cerrado las puertas a la opción moderada, se hubiese elevado el techo de potenciales votantes. Pero, en fin, ya es cosa juzgada.
Ahora y con un puñado de semanas intensas -las que restan de aquí al 19 de noviembre- habrá que ver para qué lado se corren los que salieron en la foto del domingo a la noche. Ahí estaban -entre otros- Carrió, Larreta, Macri, Gerardo Morales y, por supuesto, Bullrich.