La felicidad que le había generado la compra de una Benelli 500 cc le duró prácticamente nada a un vecino de Viedma, ya que a poco de haberla puesto a rodar acusó problemas mecánicos. Le ofrecieron un servicio técnico local, pero descubrió que no era oficial y decidió enviarla a Bahía Blanca. Esto también le salió mal, ya que el concesionario oficial no logró dar con el origen de la falla.
Indignado, exigió que se la cambien por otra (cosa que no hicieron) e inició un expediente en Defensa del Consumidor de la Provincia de Río Negro que,tras analizar las pruebas, dispuso una multa de 400 mil pesos para Naldo (el comercio donde compró la moto) y de 600 mil para La Emilia S.A., la compañía fabricante.
Ambas empresas depositaron el monto de la multa, pero apelaron la sanción ante el Juzgado Contencioso con sede en Viedma. La Emilia argumentó que el cliente nunca tuvo interés en la reparación y pidió el reintegro del dinero; por lo que consideró que eso “evidenció un arrepentimiento en haber adquirido la motocicleta”. Por su parte, Naldo también expresó que cumplió con todas las obligaciones, pero el cliente decidió mandar la moto a Bahía Blanca.
En tanto que Defensa del Consumidor concluyó que “el servicio técnico no fue el adecuado” y “tampoco se dio cumplimiento a la opción escogida por el consumidor en tanto no se entregó una nueva unidad”.