El primer balance de lo que fue la nueva edición de la Fiesta Nacional de la Confluencia lo hizo el intendente Mariano Gaido bien temprano, a pocas horas de que el predio de la Isla 132 quedara vacío y comenzaran a desinstalar toda la infraestructura del encuentro del "millón de personas", como lo denominó el propio intendente.
Para el gobierno municipal, la fiesta ha sido un éxito, no solo por convocatoria sino también por resultados económicos. Habrá que esperar los números finos y objetivos, pero en principio Neuquén consiguió un fuerte impacto nacional. Ese impacto ha sido positivo y negativo al mismo tiempo. Esta paradoja se explica en el contexto de austeridad y reducción del gasto público que pretende imponer el gobierno de Javier Milei. Con esa posición polemiza fuertemente el propio Gaido, junto a la liga nacional de intendentes, en particular, con el retiro del subsidio nacional al transporte público en las provincias.
Precisamente, hoy, tal como anunciara Gaido en el video que difundió la presidente del Deliberante, Claudia Argumero, de la reunión de Gabinete, el gobierno municipal relanzará el boleto estudiantil gratuito. Es otra muestra de la fuerte inversión que hace este nivel del Estado en una subvención aplicada directamente al sistema de transporte público, y agrega otro condimento a la puja que sostiene el Intendente con la administración nacional.
Es interesante observar cómo seguirá este proceso de puja política, porque de cumplirse, en marzo, el retiro total de los subsidios nacionales al transporte, el desafío será, para el distrito capitalino, conseguir un precio del boleto que no difiera exageradamente de los niveles actuales de la tarifa, so pena de cargar con un inevitable costo político, más allá del pesar económico-financiero que implicaría.
Por ahora, Gaido no ha dado muestra de alentar políticas de austeridad en su gestión, sino que ha incrementado, en todo caso, el énfasis sobre las bondades de una buena administración. En las próximas semanas se verá cómo encajan las estrategias políticas en la singular coyuntura. Por lo pronto, el gobierno provincial de Rolando Figueroa ha dado una señal clara de reducción en el gasto político de su propia gestión. También se sabe que avanzará en ese sentido con los gobiernos municipales, con los que aspira a firmar en poco tiempo más un acuerdo-pacto de armonización tributaria, que consiga un nivel parejo de aplicación de tasas sobre los ciudadanos, y, a la vez, resguarde las finanzas de cada municipio, en lo posible, mejorándolas.
Figueroa ya tuvo que asistir financieramente a muchos municipios en el comienzo de este año, para que pudieran pagar los salarios. Esto no es nuevo, es casi una costumbre, pero ahora se quiere erradicar.
Las señales en procura de austeridad política de Figueroa han sido fuertes. Incluso con actitudes personales. Por ejemplo, se notó claramente su ausencia en la Fiesta Nacional de la Confluencia. El gobernador no fue. Tal vez, simplemente, estuvo ocupado en otras cuestiones, tal vez más importantes, de su propia e intensa gestión.