En momentos de crisis, la solidaridad se manifiesta. Un ejemplo inspirador de esta solidaridad se constata en el corazón del barrio Obrero de Cipolletti, más conocido como “el comedor del Obrero", liderado por la referente barrial, Lila Calderón.
Lila como muchos la conocen, emergió como una figura clave para el barrio. Su dedicación y liderazgo han sido fundamentales para la creación y mantenimiento del comedor, un espacio que no solo proporciona alimentos esenciales, sino que también se convierte en un punto de encuentro comunitario para jóvenes y niños.
Allí a diario cerca de 10 mujeres se reúnen a preparar más de 100 viandas para las familias que no pueden llevar alimentos a sus hogares. No siempre son las mismas ya que se organizan para cocinar durante cada jornada. A veces solas, otras con sus hijos se las puede ver juntas compartiendo y ayudándose mutuamente.
El comedor tuvo su origen en 2010 gracias al esfuerzo de la comunidad. “Catorce años después, las vecinas se acercaron nuevamente para expresar la necesidad de alimentos”, aseguró Lila. Sin embargo, explicó que en medio de la crisis actual, mantener abierto el comedor se volvía cada vez más difícil, pero la solución fue encontrada por las propias vecinas que decidieron involucrarse activamente en el proceso.
“Vienen a trabajar por un plato de comida, lavan ollas, ayudan al grupo y se llevan el alimento a sus hogares”, expresó Lila.
La nueva dinámica no solo refleja la solidaridad de la comunidad, sino que destaca el compromiso que tienen día a día cada una de ellas para garantizar el funcionamiento del comedor.
Actualmente “el espacio se sostiene gracias a la labor de las mujeres del barrio, y de las donaciones de alimentos que llegan de gente de la Pastoral Social, vecinos de la ciudad, pero la realidad es que cada vez la necesidad es mayor”, manifestaron.
El ayudarse mutuamente es lo que las motiva. Lila empezó a militar muy joven en durante los 90, en un contexto similar al actual. Tampoco tenía para comer en su hogar, tenía niños muy pequeños, pero en vez de quedarse lamentando decidió salir y militar junto a otras mujeres de Cipolletti. “Hoy les enseño a ellas que no se queden en casa, que salgan y peleen juntas, unidas y organizadas. Hay que buscar una salida al problema”, expresó.