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Brotes de lectura: ¿Qué es eso que tienen las flores?

"Vademécum de la flora naturalis imaginaria" nos acerca a dos mujeres que imaginan flores y una encuadernación artística perfecta: imposible escapar a los efectos de este verdadero biblioromance.
Domingo, 24 de septiembre de 2023 a las 13:50

Por Romina O, lectora y poeta de Neuquén.

 

Todas las primaveras guardo flores en los volúmenes de la biblioteca (¿vos no?), practico el ritual para estirar su encanto durante las estaciones frías (es el gusto de la relectura). Vivir por estas latitudes nos predispone a experimentar la primavera de un modo muy particular: lo sabemos, lo respiramos, lo sentimos en cada estornudo.

Mientras espero que el sol entibie un poco más los atardeceres para poder mirarlos desde la barda, y ansío que el viento demore su percusión constante en la ventana; leo un libro de flores. Es que las espero, y las deseo, entonces leerlas me predispone a aguardar con calma su brote inminente. ¿Cuánto tiempo se estuvieron preparando en el sueño de las venas del ciruelo? ¿Qué colores y aromas estuvieron tramitando durante el latir de los fríos invernales? Ser flor en Neuquén debe ser una tarea complicada.

 

Un verdadero biblioromance  

"Vademécum de la flora naturalis imaginaria" un trabajo de Irene Singer y la Dra. Brenda Twiler es el libro que fue editado por Calibroscopio en el 2021. Esta editorial argentina tiene una específica preferencia por los libros ilustrados y todas sus derivaciones; interpretan el ardiente deseo bibliófilo de manipular tapas duras, desafiar costuras contundentes, entradillas sugerentes, sorpresas en transparencia, detalles escondidos, nos hacen llegar colores, formas y texturas en amalgama del asombro. Se siente un verdadero biblioromance al enfrentar este tipo de encuadernación artística perfecta.

 

"Vademécum de la flora naturalis imaginaria" un trabajo de Irene Singer y la Dra. Brenda Twiler.

 

 

¿Qué historia se narra en este soporte por demás adecuado? No es tan sencillo, no hay una voz narrativa que nos acompañe (¿las voces de las flores serán así de enigmáticas también? ¿Cómo escucharlas?).

Walter Binder, el autor del ensamble, nos permite ingresar al mundo de las flores a partir de una nota brevísima en la primera página. Allí nos cuenta que en 1919 Brenda Twiler le manda una carta al Dr. Schatz desde territorio iroqués, para contarle que visitó una librería en la que vio libros con imágenes de plantas que luego aparecieron en sus sueños durante meses. Brenda necesitaba contarle a su amigo que esas flores imaginarias brotaron de su pluma y quedaron escritas para siempre consiguiendo así un salto a la existencia en vigilia.

 

A Brenda Twiler las flores se le aparecen en sueños.

 

 

A un siglo de distancia, otra exploradora, Irene Singer, en las alturas del Himalaya en el año 2017 se desvela con un poderoso café que la deja arrojada al insomnio durante muchos días en los cuales se le aparecen visiones de flores deslumbrantes que pinta sobre el único papel que tenía a mano: el libro de bacteriología con hojas amarillas sobre el cual sus pinceles encontraron tierra fértil.

 

 

A Irene Singer se le aparecen en épocas de insomnio.

 

Desvelo y ensoñación fueron ensamblados por Binder, conjunción inesperada que evoca y denota. ¿Y por qué ese título? Nos ayuda la contratapa con esa duda: “Vademécum de la Flora naturalis imaginaria. Un compendio práctico y exhaustivo para conocer las especies más fascinantes de la flora universal que pueblan el imaginario humano desde tiempos inmemoriales. Este presente volumen reúne (y prescribe) grageas de arte, historia, romance, humor, naturalismo y misterio. Todo en pequeñas dosis de potentes efectos”.

 

Un siglo no es nada

En modo leyente imagino que hay historias más poderosas que las mismísimas personas que las cuentan, y se inventan la forma de existencia, aunque tengan que esperar siglos para ser relato. Pienso que la lógica de la flor es similar, y esto me habilita a imaginar desde la lectura, que ambas mujeres construyeron un relato juntas sin conocerse, o que la historia las utilizó de herramienta para contarse.

¿Unas flores tomaron la iniciativa de hacer apariciones deslumbrantes? ¿Quisieron estas flores ser sueño y despertar? Hoy llegan con la potencia vibrante de la primavera para gritarnos en destello de mil colores que todo nace, vive y vuela en la estación de la tibieza; en particular los relatos que nos juntan a imaginar.

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