Por Mime Mascaró
Sunilda apoya sus dedos lungos sobre el poema. El mayor pastorea las palabras. Arriándolas. Son sus 4 otros dedos diestros los que la sostienen en la blancura de la hoja y en la dureza del mundo, fusionando rima y pulso; de mujer, de madre, de padre, de campesina, de abuela, de leñadora, de lectora. Un pulso que marca el tempo con el que la sangre mantiene leyendo a esta heroína del norte neuquino.
Sunilda en la última noche de las Bibliotecas Populares.
La Matriarca
Arrojan los archivos de la Dirección de Bibliotecas Populares del Neuquén, que es Sunilda la lectora de mayor edad de la provincia. Con sus 90 años,su camisita blanca y su sweater escote en v azul marino, por el barrio La Serena, por la Biblioteca Popular “Chochoy Mallín”, por el monte de El Cholar, ella es una prócer.
Sunilda en su rincón en el mundo.
Sunilda vino de Chile hace más de 60 años -que es la edad que tiene su hija mayor- Argentina. Tiene 6 hijos y es asidua lectora de la biblioteca del pueblo. Le gusta leer novelas, historias, misterios. Siempre fue ama de casa. Hoy vive sola y cuenta con la ayuda de un señora que colabora con la limpieza de la casa.
Su casa a tan sólo dos cuadras de la Biblioteca Popular.
La leedora
Escucharla leer en voz alta es entender. De dignidad, de austeridad, de elegancia, de empoderamiento, de mate cosido y de leña. De esa altura está hecha su voz alta. Y desde ahí arriba, Sunilda es todo lo que debería estar bien en este mundo.
Su dulce voz nasal pareciera no saberse centenaria
Su dulce voz nasal pareciera no saberse centenaria, y con la ingenuidad que han elegido los que han elegido vivir en paz; nos vuelve creíble que aún estamos a tiempo. Lo blanco, las pausas, las miradas al auditorio en los momentos en los que el autor así lo hubiera querido, la vuelven una narradora hermosa.
En la última Noche de las Bibliotecas Populares, la pudimos ver y escuchar leyendo, y nos pareció impostergable rendir un homenaje a esta mujer que forma parte de las imprescindibles de la Provincia. (al pie de esta crónica, el video de su lectura)
Que era como el silencio de tus besos
Se desvanecía el color por ti, y solo por ti brillaban
Una forma vacía, marchita iluminaba
Yace sobre mi pecho abandonado del corazón
ardiente aún se burla de su reposo silencioso y frío
Lloro, no lo hace revivir mis lágrimas
Suspiro, no alienta de nuevo
como su sino, mudo e impasible
que ha de ser también el mío
Un agradecimiento especial a la bibliotecaria Haydee Marifil de la Biblioteca Popular "Chochoy Mallín" por hacer de puente con Sunilda para esta crónica.