Miguel Ángel Borja, futbolista colombiano y delantero de River Plate, está en el centro de la polémica tras ser acusado de maltratar a sus hijos de siete y diez años. La denuncia fue realizada por la directora del colegio donde asisten los menores, luego de que supuestamente se detectaran señales de violencia física.
Los primeros resultados de los exámenes médicos realizados a los niños arrojaron que no existen indicios de violencia física, lo que trajo alivio tanto para Borja como para el mundo del fútbol. Ante esta situación, el delantero decidió contraatacar legalmente y demandar al colegio por una acusación que considera infundada.
Según Olé, el delantero y su esposa Linda Pérez fueron interrogados por el gabinete de Servicio Local y Niñez, que está a cargo de la licenciada Arnal. En la entrevista, los menores también fueron escuchados, y de sus declaraciones surgió que no sufren maltratos físicos por parte de sus padres. Tras estos resultados, se dispuso que ambos niños regresen a su hogar en el barrio Terralagos sin restricciones.
La Fiscalía, bajo la dirección de la fiscal María Lorena González, y el servicio social encargado de proteger los derechos del niño seguirán monitoreando la situación. A pesar de que los resultados iniciales exoneran a Borja, el caso no será cerrado inmediatamente. Los especialistas explicaron que se mantendrá un seguimiento de la situación y que, en el futuro, los niños podrían volver a testificar para ampliar sus declaraciones.
Fuentes cercanas al jugador aseguran que en las próximas horas se radicará una demanda contra la directora del colegio que hizo la denuncia, acusándola de presentar una falsa acusación.
La directora del colegio fue quien dio el primer paso al activar el protocolo de violencia infantil, basándose en las declaraciones del hijo menor de Borja, Joel, de siete años. Según el relato que figura en la denuncia, el menor habría dicho a su maestra que sufría violencia física en su hogar y que tanto él como su hermano Samuel, de diez años, eran castigados por sus padres con cinturones cuando se portaban mal.
En uno de los puntos más sensibles del informe, la directora detalla que Joel rompió en llanto en clase luego de que su maestra le llamara la atención por su comportamiento, debido al temor de que sus padres fueran notificados. Además, mencionó haber notado una raspadura en la rodilla del menor, lo que reforzó la sospecha de maltrato.