RÍO NEGRO

Los trató de pelotudos y luego les garantizó los votos

La Ley Omnibus del presidente Milei se aprobó en general con un rol protagonista del rionegrino que garantizó los votos.
sábado, 3 de febrero de 2024 · 16:09

"Dejen de aplaudir, no sean pelotudos", reaccionó Miguel Angel Pichetto en una de sus intervenciones en el recinto. No sorprendió a quienes lo conocen hace años. Tampoco llamó la atención que se haya transformado en la máxima figura del Congreso a la hora de debatir en la Cámara baja la Ley Ómnibus y la forma en la que negoció los distintos cambios para lograr su aprobación. El rionegrino, un hombre que goza desde hace 40 años las mieles de la política, al que muchos daban por acabado, se erigió en una figura clave y se posiciona como uno de los pocos interlocutores confiables con el gobierno nacional.

Pichetto es el mismo de siempre. El que apuesta todo el tiempo a defender las instituciones y el que supo caminar las polvorientas calles de Sierra Grande. El abogado flaco que junto con su amigo (luego juez del STJ) Víctor Hugo Sodero Nievas comenzó a ganar mucho dinero con las causas laborales de la minera Hipasam y luego entró a la política. Su crecimiento fue directamente proporcional a su alejamiento del terruño que lo convirtió en concejal primero y presidente del Concejo, cuando no existía la figura de intendente. 

Es el mismo que defendió durante 12 años al kirchnerismo como presidente de bloque del Frente Para la Victoria en la presidencia de Néstor Kirchner y luego siguió los dos mandatos de Cristina Fernández. También el que presentaba los discursos del gobernador Mario Franco antes de que lo derroque la dictadura en 1976 o el que compartió el escenario con Carlos Menem, cuando desde el socavón de la mina anunció la "revolución productiva". Ya no estaba en el pueblo cuando el riojano la privatizó y el cierre provocó el exhodo de la mitad de la población.

El maluhumor de Pichetto es casi permanente. Su vida es por y para la política. Es uno de los miembros de esa casta a la que apuntó Milei en su campaña. Como ejemplo, en 40 años, sólo dejó de percivir salario del Estado durante un puñado de meses. Es que desde que volvió la democracia, siempre ocupó cargos públicos y sólo estuvo afuera cuando junto con Macri perdió la elección presidencial  y luego pasó a integrar la Auditoría General de la Nación.  

Este año volvió al Congreso. Su primer ingreso como senador fue en 2001, ungido por Menem. Pasó en la Cámara alta 17 años y cinco presidencias: Fernando De La Rúa, Eduardo Duhalde, Néstor Kirchner, Cristina Fernández y Mauricio Macri. Hoy ya no representa a Río Negro, a donde la población permanentemente lo rechazó cuando fue a las urnas, la última fue en 2015, cuando perdió por paliza contra Alberto Weretilneck, en el debut de Juntos Somos Río Negro en una elección provincial.

Precisamente aquel rival en las urnas hoy lo necesita. La relación de ambos supo pasar por diferentes estados. Pichetto fue el que recibió el llamado de Cristina Fernández durante el mediodía del 1 de enero de 2012, pocas horas después del crimen de Carlos Soria. La presidenta no sabía pronunciar el apellido del cipoleño, pero fue clara con respecto a la continuidad del gobierno y una posible nueva elección.

"¿Qué dice la Constitución provincial?". le preguntó la presidenta a su hombre fuerte en el senado que permanecía en el despacho de la intendencia del municipio de Roca junto con las máximas figuras políticas del peronismo rionegrino. Pichetto respondió: "Dice que en caso de ausencia del gobernador, debe asumir el vice", y escuchó del otro lado el tradicional tono imperativo de Cristina: "debemos mantener la institucionalidad".

Pichetto es un hombre del derecho y las leyes, y de la misma manera que no sometió a discusión aquella decisión de la presidenta, también intentó explicarle a los integrantes de La Libertard Avanza cómo se debe transitar los pasillos del Congreso. Cómo se logran los concensos que garanticen la gobernabilidad. Y les dio una clase de pragmatismo legislativo: "un twitt y un vaso de agua no se le niega a ningún gobierno" o cuando les lanzó un reto: "a los que queremos que colaborar con que la ley salga, tratemos de que las pelotas que van afuera, no las metan al arco y hagan gol. En la jerga de la Cámara, el oficialismo se lleva la ley y la oposición de lleva el discurso".

Lo cierto es que en la situación en la que está Río Negro, el cipoleño necesita un interlocutor con Nación y ese rol lo puede cumplir el flaco nacido en Banfield. Los datos de la Fundación Mediterránea, que tiene en cuenta recursos, endeudamiento, gastos corrientes, dependencia del gobierno central y hasta exportaciones de cada provincia, indica que la provincia está al tope entre las más vulnerables si se cortan las transferencias discrecionales de Nación. Y un dato revelador es que se gasta en salarios el 65,4% de sus ingresos.

Weretilneck tomó una postura fuerte que comunicó por tuit contra el "los voy a dejar sin un peso" de Milei. Pero contrariamente, su diputado Agustín Domingo votó a favor. No es más que un gesto, una puerta abierta a una negociación con la presidencia para que aumenten los ingresos. Una alternativa es la coparticipación del impuesto País que se tratará el martes y servirá para compensar las caídas en las transferencias por el impuesto a las Ganancias.

No hay nada firmado que garantice el cumplimiento del acuerdo. Y aunque el gobierno central demuestra una y mil veces su desprecio a la política y su rechazo a cualquier negoaciación, Weretilneck tiene aún una carta para jugar cuando la Ley Ómnibus llegue al Senado. Allí, Mónica Silva, su reemplazante deberá obedecer el mandato de su líder y su voto dependerá del cumplimiento de los acuerdos previos.

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