Por estos días, la reina Máxima Zorreguieta, acompañada por el rey Guillermo Alejandro y sus hijas, las princesas Amalia y Alexia, se encuentra disfrutando de unas vacaciones en la Patagonia Argentina. Desde el 21 de diciembre, la familia real neerlandesa ha mantenido un perfil bajo mientras explora los paisajes del sur del país. Villa La Angostura, en particular, ha sido uno de los destinos destacados de su recorrido.
Uno de los momentos más comentados fue cuando Máxima Zorreguieta fue captada disfrutando del lago Nahuel Huapi. Las imágenes, compartidas por la cuenta de Instagram Chismesdeker, mostraron a la reina luciendo un traje de baño de dos piezas de color morado que combinaba elegancia y simplicidad. En una de las fotografías, Máxima se adentra en las frías aguas del lago, dejando en claro su espíritu aventurero y su conexión con la naturaleza.
El paseo por el centro de Villa La Angostura también quedó registrado en el álbum de esta visita. Máxima Zorreguieta fue vista caminando con un look casual que destacó por su sencillez: pantalón blanco, campera marrón y zapatillas con detalles naranjas. Además, llevó una cartera cruzada y un collar para su perro que hacía juego con los colores de los Países Bajos. En uno de los locales, se detuvo para comprar un mediomundo, un accesorio ideal para la pesca recreativa, lo que despertó curiosidad sobre sus planes para explorar ríos cercanos.
Por otro lado, la familia real también protagonizó un episodio gastronómico en el restaurante Tinto Bistró, un icónico establecimiento fundado por Martín Zorreguieta, hermano de la reina. Las princesas Amalia y Alexia, junto a su padre, disfrutaron de una velada en este espacio conocido por fusionar sabores asiáticos y mediterráneos. La presencia de las royals no pasó desapercibida, y las fotos de su visita circularon rápidamente en redes sociales, destacando la cercanía y naturalidad de las herederas.
En otro de sus paseos, la reina demostró su lado descontracturado al caminar por el centro de Villa La Angostura como una turista más, atrayendo miradas por su carisma y estilo relajado. Esta imagen contrasta con la formalidad que suele caracterizarla en sus compromisos europeos.
La visita también incluyó momentos de desconexión en la estancia Pilpilcurá, una propiedad compartida por Máxima Zorreguieta y sus hermanos. La familia pasó la Navidad en este entorno íntimo, rodeado de naturaleza, antes de trasladarse al exclusivo barrio Cumelén, donde continúan sus vacaciones.
Con cada actividad, desde su incursión en las aguas del Nahuel Huapi hasta su visita al restaurante familiar, la reina Máxima y su familia han construido un álbum de recuerdos que refleja su amor por la Patagonia y su cercanía con el pueblo argentino. Su presencia ha resaltado no sólo la belleza de la región, sino también la posibilidad de disfrutar de momentos simples, incluso para una figura de la realeza.
Estas vacaciones, lejos del protocolo y las responsabilidades reales, han demostrado que Máxima Zorreguieta sigue conectada con sus raíces, encontrando en cada rincón de la Patagonia un refugio perfecto para recargar energías junto a su familia.