Más de 1,9 millones de niños se vieron forzados a dejar sus estudios por una ola de violencia desatada en África central y occidental. De esta forma, de acuerdo con UNICEF, se cerraron más de 9.000 escuelas en Burkina Faso, Camerún, Chad, República Centroafricana, República Democrática del Congo, Malí, Níger, y Nigeria.
La directora ejecutiva de la agencia de las Naciones Unidas, Charlotte Petri Gornitzka, advirtió: "Los ataques deliberados y las amenazas a la educación convierten en sombrío el panorama de los niños, las familias y las comunidades en toda la región".
Además, añadió: "Visitamos un campamento de desplazados en Mopti, en Malí, y conocimos a los niños que estudian en un espacio seguro provisto por Unicef. Es evidente la importancia de la educación para esos menores y sus familias".