Se sabe hasta el hartazgo que las principales fuentes de ingresos de la provincia de Neuquén las constituyen el turismo y las producciones de petróleo y gas. Y que estas últimas garantizan, además, el ingreso de parte de las divisas extranjeras que necesita la Argentina para equilibrar sus cuentas. Pero aún así, ni el turismo ni Vaca Muerta tienen el acompañamiento que merecen por parte de Vialidad Nacional, y el penoso estado de las rutas brinda prueba irrefutable de ello.
Desde mediados de 2020, el distrito neuquino de ese organismo está a cargo del ex diputado nacional Alberto Ciampini, a quien no se lo ha escuchado brindar explicaciones, ni mucho menos soluciones, para garantizar la seguridad en las rutas nacionales que, por cierto, son peligrosas (en varios de sus tramos) y lamentablemente se cobran vidas todos los años.
El estado de las rutas preocupa a la sociedad en general y al gremio petrolero en particular. Tanto que el dirigente histórico y actual presidente de la Confederación Argentina de Trabajadores de la Energía (CATHEDA), Guillermo Pereyra, lo planteó en una reciente reunión que compartió con el ministro de Economía, Sergio Massa, y la secretaria de Energía de la Nación, Flavia Royón. Durante el encuentro del que también participaron otros dirigentes -entre ellos, el líder de Camioneros, Hugo Moyano- Pereyra pidió, entre otras cosas, una reparación histórica para el desarrollo federal de vías de transporte. El deterioro de las calzadas no sólo se padece en Neuquén, sino también en las provincias de Río Negro (recientemente hubo un accidente fatal en la 151) y La Pampa.
En lo que hace exclusivamente a Neuquén es cierto que hubo algunas obras (en rigor de verdad, muy pocas). Pero también es cierto que la calidad deja mucho que desear, de hecho hubo reiterados reclamos a Vialidad Nacional para que repare las ondulaciones de la Autovía Norte.
En otras vías, la ausencia de banquinas, las hendiduras, los baches y hasta la presencia de animales sueltos, constituyen un peligro para residentes y turistas. Sin ir más lejos, este año hubo numerosos accidentes; entre ellos el que -en la Ruta Nacional 40, cerca de San Martín de los Andes- envió a dos mujeres y a una bebita al hospital. Más trágico aún fue lo ocurrido en la Ruta Nacional 237, en cercanías a Picún Leufú, ya que en este caso murieron dos personas. Vialidad Nacional no se hace cargo de las responsabilidades que le corresponden. Sus funcionarios lucen ajenos a las necesidades de la provincia.