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Martes 22 de Abril, Neuquén, Argentina
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El pueblito de la Patagonia hecho "a mano" y que tiene un árbol de 1.200 años

Descubrieron un ciprés que tenía 800 años y se convirtió en el gran atractivo turístico. Viven alrededor de 1.200 habitantes.
Viernes, 11 de agosto de 2023 a las 08:52

A una distancia de 470 kilómetros de la capital de Neuquén, en la margen izquierda del Río Neuquén, se encuentra la localidad también reconocida como el "Jardín de la provincia". Esta localidad da la bienvenida a sus visitantes con un distintivo letrero de letras celestes que resalta en el entorno del Valle Encantado. Un pintoresco bulevar invita a explorar su historia y encanto. El acceso a esta localidad se realiza a través de la Ruta Provincial Nº 43, así como las Rutas Nacionales Nº 22 y 40 en dirección al norte.

En esta localidad, donde residen alrededor de 1.100 habitantes, se incluyen las familias del paraje Butalón Norte. La comunidad ha demostrado su capacidad de adaptación en varias ocasiones, reinventándose con un fuerte sentido de identidad y el anhelo de que todos aquellos que la visiten sientan el deseo de regresar.

Huinganco y su paisaje bien del norte neuquino.

En Huinganco, una localidad ubicada en el partido de Minas en la provincia de Neuquén, se fundó hace aproximadamente tres décadas el Museo del Árbol y la Madera. Este museo tuvo su origen a partir del descubrimiento de un ciprés con una antigüedad de 1.200 años. Este hallazgo inspiró la creación de un espacio dedicado a la exposición de una sección transversal de este ejemplar, que es el más antiguo conocido en la Cordillera del Viento. Además de esto, el museo alberga troncos petrificados, diversas especies autóctonas de árboles y herramientas que narran los sucesos históricos de la región.

El ciprés protagonista en el Museo del Árbol. Lo llaman "El abuelo de los árboles neuquinos".

En la década de 1960, se produjo un significativo desplazamiento de la población, lo que puso de manifiesto la urgente necesidad de generar empleo en la región. A pesar de esta situación, la comunidad no se rindió. La disminución en la actividad minera y la reducción en la producción ganadera contribuyeron al éxodo de los habitantes, quienes partían a otras ciudades en busca de oportunidades. Durante varios años, don Temístocles Figueroa y su hijo, Rogelio Figueroa, estuvieron explorando posibles alternativas. En la actualidad, los habitantes de la localidad los consideran "pioneros" debido a su capacidad para concebir el vivero que transformó la trayectoria del pueblo y logró su resurgimiento.

 

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