En lo que va de Febrero se han anunciado dos aumentos en la carne. La noticia llegó a la región el pasado fin de semana cuando se conoció el adelanto del primero de los aumentos que, si bien estaba previsto para fin de mes se anticipó por la considerable reducción de la oferta en el mercado de hacienda. Pero no fue el único, porque a este aumento del 7% que se dio a conocer el pasado lunes, se le sumó un segundo aumento del 3% solo unas horas después.
“Ya va casi un 30% desde diciembre en adelante. No quedó otra que empezar a subir”, aseguró Gustavo Debonder, dueño de la carnicería La Rueda 2. Las declaraciones se dieron en el programa radial “La verdad no existe” emitido por AM 550 donde el comerciante aseguró que “un kilo de corte para asado subió de 16 a 20 mil pesos”.
Esto se vio reflejado por los índices de la Cámara de la Industria y Comercio de Carnes y Derivados de la República Argentina (Ciccra) que según sus datos relevados se consumió más pollo que carne vacuna por primera vez en la historia. Los números arrojan que durante el 2024 el promedio indicó que por habitante argentino se consumieron 49,3 kilogramos de productos avícolas, contra 48,5 kilos de alimentos bovinos.
Según explicó el hombre cuesta diversificar los aumentos, ya que no se dan en cortes puntuales. “Lo que aumenta es el precio de la media res, entonces hay que aumentar los precios en general”, aclaró.
Alternativas a los cortes más caros
En este contexto hay cortes que aumentaron más que otros hasta el punto de dejar de ser comprados y consumidos. La gente pasó de optar por cortes como el lomo o el vacío (que tocaron un piso de $18 mil por kilo) a elegir opciones más baratas. “Ahora se empezó a hablar de cortes que hace 20 años no se mencionaban como el asado ruso o el corte americano”, aseguró el comerciante.
“La gente está golpeada. El argentino se acostumbró a inquietarse cada tanto”, aseguró Debonder. Con el nuevo aumento de la carne en la industria ganadera, los usuarios empezaron a inclinarse por paleta o manucha. Pero también se incrementó considerablemente el consumo de pollo, entendido como uno de los insumos más baratos dentro de la carnicería.
Lo que no llega a venderse aún es el cerdo, que pese a “ser comparativamente más barato no es elegido por la gente. No se vende ni el pernil, ni la costeleta ni el solomillo”, explicó el carnicero.
Para su suerte, la necesidad de alimentarse de las personas evita que la industria caiga considerablemente. “Quizás hay días que viene menos gente. Pero siguen comprando y no nos mueven mucho la aguja. Bajó poco la venta”, detalló.
Aunque de momento no se anunciaron ni se anticiparon futuros aumentos ya se especula con las sequías y los problemas ambientales que afectan los campos. Es casi un secreto a voces que durante los próximos meses habrán nuevos golpes a la economía nacional.