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Jueves 24 de Abril, Neuquén, Argentina
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Lleva 30 años en la moda de Neuquén haciendo prendas que abrazan

Esta diseñadora, que protagoniza la escena de la moda local, cumple tres décadas vistiendo a la mujer neuquina y planea celebrarlo con un gran evento.
Viernes, 06 de octubre de 2023 a las 14:03

Karina Saade, lleva 30 años trabajando como diseñadora de indumentaria. Cuenta que desde pequeña es una apasionada de la ropa, que siempre le gustó dar la nota con lo que se ponía y peleaba con su mamá para usar minifaldas. Para ella, creadora de varios diseños icónicos en el Valle, “la ropa es alucinante porque dice mucho de quien la porta”. Y aquí te contamos cómo fue el camino que la llevó hasta la cima de la moda local.

 

Karina participa activamente en desfiles y ferias en Neuquén para mostrar sus  creaciones. 

 

EL DURO CAMINO AL ÓSCAR   

Oriunda de Tucumán, creció en el seno de una familia típica, entre su casa y los viajes a Buenos Aires para tratar una dificultad de salud. Su infancia fue feliz, no fácil. Pero, ¿la de quién sí lo fue? En su caso, el Talón de Aquiles vino de la mano de un problema de salud que, para la mirada del otro, podía parecer un impedimento. Para ella, desde que tiene uso de razón, fue un motor; ese que te da arranque para hacer lo que, a primera vista, parece imposible.

Siempre tuvo una fascinación innata por el arte, traducida en un inquebrantable deseo de ser actriz. Esto trazó un único camino para esta mente creativa: “Salí de la secundaria y el teatro ya era algo serio para mí, era una cuestión de vocación. Yo me quería ganar un Oscar, nunca menos”, recuerda. Entonces se puso a estudiar.

 

Ella misma muestra sus pendas en sus redes, aprovechando toda su expresividad.

 

Comenzó su formación como actriz en Tucumán, haciendo la Licenciatura en Arte Dramático. Pero, como todas las luces apuntaban a Buenos Aires, allá fue. Con 20 años se inscribió en el Conservatorio de Arte Dramático donde no tuvo una buena experiencia. Corrían los 90, las lolitas y medir 90, 60, 90 era la consigna en muchos ámbitos. “Tengo seis operaciones en mi pierna y me quedó una secuela. Se nota un caminar distinto en mí y eso no me permitió seguir estudiando en el Conservatorio. Yo venía de Tucumán con el mejor promedio, pero un profesor me dijo que el Conservatorio no estaba capacitado para recibir alumnos con problemas físicos y que ellos no auguraban un futuro para mí como actriz”, relata.

 

Creo que la ropa, la moda no es frivolidad. La moda es un arte. Y, en mi caso, para mí el abrazo es la mayor expresión, por eso digo que hago prendas que abrazan.

 

Pero, como desde pequeña, cada vez que le decían que "no", ella leía entrelíneas un "si", no se bajó de las tablas tan fácilmente. Pasado el trago amargo del Conservatorio, estudió tres años con el maestro de maestros, Raúl Serrano, creador de la Escuela de Teatro de Buenos Aires. Y luego metió un año de posgrado con el director de teatro Rafael Garzaniti, con quien hizo Antígona, Juana de Arco y La casa de Bernardo Alba, obra que quedó en su corazón para siempre. Pero, el techo volvía a aparecer. “Siempre me pasaba lo mismo, yo tenía mi book de fotos divino, en todos los castings les fascinaba como actriz; pero, al momento de trasladarme en el escenario, me bajaban”.

Así fue que, por cuestiones que excedían a su talento, Kari nunca pudo ejercer la actuación. Y le tuvo que buscar la vuelta. Porque claro, la joda de irse a estudiar teatro a la gran ciudad no era costeada por sus padres. “Algo tengo que hacer”, se dijo.

Minimalista y romántica, amante de los vuelos y los bordados, apasionada del tul y las transparencias, así se define esta diseñadora.

 

HACER O NO SER 

Mientras el sueño de ser actriz se diluía, una nueva motivación, igualmente apasionante, apareció: “En aquel entonces me tenía que mantener sola y ante tantas negativas tenía que hacer algo para seguir en el mundo del teatro y el arte, pero también para subsistir. Y pensé en el vestuario”. 

Kari se entregó al mundo de la moda y del diseño de indumentaria de manera autodidacta, aprendiendo a fuerza de prueba y error, con su primera máquina de coser. Luego, hizo una tecnicatura en moldería, se capacitó con cursos de diseño en distintas instituciones y aprendió técnicas de alta costura. Pero, paradójicamente, nunca llegó a hacer vestuario para teatro.

Era 1993 y, dentro de las cuatro paredes de su pequeño departamento de estudiante en Caballito, desarrolló su propia marca de ropa a la que llamó Kisuhara, palabra de origen Aymara que da nombre a un árbol que tiene propiedades curativas. “Necesitaba no depender de nadie y que de mí salga algo que me defina, que muestre lo que yo era capaz de hacer”, sostuvo.

 

Tiene su taller de confección en el que, junto a su colaboradora Laura, hace prendas para la diaria y también alta costura.  

Sus primeras confecciones eran musculosas de morley intervenidas con la técnica del batik, y con bambulas y fibranas de verano hacía prendas frescas, de rápida salida a la venta. De hecho, con la primera tanda de musculosas se pagó un viaje random por el norte argentino. “Mi primera colección de ropa la presenté en un piso hermoso en Av. Las Heras (Capital Federal). Hice una reunión muy copada, lo que hoy llamamos showroom, con actrices, alguna que otra modelo y músicos amigos de aquél momento”. ¿Las ventas? “Absolutas”, afirma con determinación..

Así, con la polenta de los autodidactas y la perseverancia de siempre, Kari fue trazando un rumbo en el mundo de la moda, creando diseños originales con una marcada impronta personal. De allí salieron sus primeros clásicos, hoy sus prendas más icónicas, como las babuchas, los vestidos largos, los pantalones cargo como el modelo “Keaton” (inspirado en la famosa actriz Diane) o el top Madrid y los volados. “Es que amo los vuelos”, dice revoleando los ojos al cielo.  

¿No es, acaso, el vuelo la esencia del arte? Esta diseñadora combina todas las artes que la apasionan en cada una de sus creaciones, que llevan la huella de todo lo que vivió, todo lo vio y todo lo que sintió.

 

Con 30 años de trayectoria, se atreve a definirse como una diseñadora romántica, con un estilo clásico y atemporal. 

 

 

ELLA TIENE UN LOOK  

Kari llegó a Neuquén por un proyecto de familia. Aquí formó un hogar, tuvo a sus dos hijas y se dedicó de lleno a lo que, en ese momento, era aún emprendimiento. “En Neuquén empecé a desarrollar firmemente mi marca. Comencé en mi casa, busqué una persona que me ayude con las máquinas y, con el formato de showroom, ofrecía mis colecciones. Así mi marca y también mi clientela fueron creciendo notablemente”, describe.

Hoy, con 30 años de trayectoria, se atreve a definirse como una diseñadora romántica, con un estilo clásico pero que, a su vez, siempre se diferencia del resto por algo: un detalle, un corte, una estampa o un volado. Y asegura que sus diseños tienen  la cualidad de ser atemporales: “Vos te podés poner hoy una prenda mía de hace 20 años, tranquilamente”.

“Siempre mi primera inspiración fue la tela. Yo a partir de la tela sabía qué quería hacer”, cuenta sobre su proceso creativo. 

Y aquí se mete de lleno en su concepto de moda y del vestir. “Voy a tomar algo que escuché hace poco, que dijo Martín Churba: el hombre empezó a tejer antes que escribir. ¡Habitamos telas desde siempre y todo el tiempo! Por eso creo que la ropa, la moda no es frivolidad. La moda es un arte. Y, en mi caso, para mí el abrazo es la mayor expresión, por eso digo que hago prendas que abrazan”, reflexiona. 

Partiendo de esa definición, es que esta creadora de estilos que se dedica a vestir mujeres para que se sientan poderosas, asegura: “Siempre les digo que todo es una cuestión de actitud. Deben tener seguridad y confianza en ellas mismas, y en que la prenda que van a habitar las va a ayudar. Me gusta ese concepto de habitar una prenda y no simplemente ponerte un vestido. Es como cuando tengo devoluciones de novias que al otro día de su casamiento, en plena luna de miel, me mandan mensajes divinos y me dicen que fueron muy felices con su vestido. A eso me refiero con habitar una prenda que te abraza, explica. 

 

Los vestidos de novia son una de sus pasiones. "Tengo devoluciones de novias que me dicen que fueron muy felices con su vestido". Foto: Gentileza Kisuhara.

 

Sí. Le encontró la vuelta. A través del diseño de indumentaria encontró una forma de expresión que le permitió hacer lo que no pudo a través del teatro. Porque la marca de Kari, no fue solo la de ropa. Desde pequeña, y aunque tuvo una infancia alegre, su caminar distinto fue una marca. La mirada del otro, sobre todo en la adolescencia, también fue una marca. Su carrera trunca en el mundo del teatro, también. Pero, ¿que es un camino si no un cúmulo de marcas que nos indican una dirección? Esas mismas que la volvieron aguerrida y perseverante la llevaron hacia el mundo del arte y el diseño, experiencia sanadora para esta diseñadora.

“Hay una frase que me encanta, que la siento así y que la pude ver en mi hija más grande, y es que el arte cura y a mí el arte me ayudó a aceptarme y a superarme. Porque a pesar de que soy súper autocrítica, creo que todo se puede hacer. Así fueron estos 30 años, todo este recorrido fue con perseverancia y, sobre todo, creyendo en mí”, concluye.

 

Hace 30 años que viste a mujeres de todas las edades y estilos, en los momentos más trascendentales de sus vidas.

 

CELEBRAR LA GRATITUD 

Karina está planificando una gran celebración en la cual pueda expresar toda su gratitud por estos años de trabajo que le han dado tanto. Fusionando el teatro con la música y la moda, el 21 de octubre, en el auditorio del Museo Nacional de Bellas Artes, va a mostrar parte de su producción de alta costura en un formato de ¿desfile? un tanto atípico

Con una puesta actoral con 17 artistas en escena, entre modelos, actrices y bailarinas, promete ser un evento novedoso y original que contará con la dirección artística de Bárbara Verselis, la coordinación de bailarinas de Florencia Arienti y el acompañamiento del reconocido Instituto Visso.

“Esta es mi forma de poner en valor y agradecer la relación que me vincula con las mujeres de todas las generaciones a las que hace décadas tengo la oportunidad de vestir y acompañar en los momentos más significativos de sus vidas”, finaliza.

 

Karin Saade, diseñadora de indumentaria en Neuquén.

 

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